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Nueva York, 10 ene (EFE).- Empleados del gigante aeronáutico Boeing conocían las deficiencias de navegación de su modelo 737, implicado en dos accidentes que se saldaron con 346 muertos en Indonesia y Etiopía, e incluso se mofaban de ellos.

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Así se puede apreciar en lo mensajes internos de la aeronáutica publicados en el marco de la investigación que llevan a cabo el Congreso y Senado de Estados Unidos, y que revelan la desconfianza de técnicos y empleados sobre la seguridad del último modelo de Boeing.

“El 737 Max está diseñado por payasos que a su vez están supervisados por monos”, se puede leer en uno de los correos a los que ha accedido Efe y que han sido divulgados después de que el fabricante enviase en diciembre cuantiosa documentación interna a los legisladores estadounidenses que investigan el procedimiento que resultó en la puesta en servicio del 737 Max.

Los tres tomos hechos públicos con mensajes y correos electrónicos de trabajadores y técnicos previos a los accidentes y a la aprobación del Max podrían sugerir que esa puesta en servicio fue aprobada bajo falsos pretextos por la Administración Federal de Aviación (FAA por sus siglas en inglés).

“Aún no me ha perdonado Dios lo que cubrí el año pasado”, decía uno de los mensajes, al parecer en referencia a interacciones entre el fabricante Boeing y la FAA con respecto a los problemas encontrados en los simuladores.

“¿Pondrías a tu familia en un avión entrenado en un simulador del Max?”, pregunta un empleado a otro, que responde con un “no”.

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En un comunicado, Boeing ha señalado este jueves que el contenido de algunos mensajes son “completamente inaceptables” y no representan los “valores” de la compañía”.

De esta forma, el fabricante se ha disculpado con la FAA, el Congreso y con sus clientes a la par que ha subrayado que desde entonces ha abordado cambios “significativos” para asegurar sus procesos de seguridad y organización.

Sobre las dudas en la seguridad que reflejan algunos de los correos, Boeing ha señalado que tienen plena confianza en que los simuladores del Max funcionan correctamente después de que se hayan sometido a más de veinte calificaciones regulatorias de la FAA y otros reguladores internacionales.

Asimismo, Boeing también ha anunciado que, a raíz de estos mensajes, tomará las medidas disciplinarias oportunas.

Esto se conoce el mismo día en que ha trascendido que el máximo responsable de la fabricación del 737 Max, Dennis A. Muilenburg, que fue cesado recientemente como presidente y consejero delegado de Boeing, dejará definitivamente la compañía con gratificaciones por valor de 62,2 millones de dólares.

Según una información del diario The New York Times, que cita fuentes de la aeronáutica, Muilenburg no recibirá ningún pago adicional de indemnización o baja. Pero el valor de acciones y premios de pensión a los que Muilenberg tiene derecho a recibir por contrato tienen un valor total de 62,2 millones de dólares.

“Agradecemos a Dennis sus casi 35 años de servicio a la compañía Boeing”, dijo la compañía en un comunicado.

La crisis de Boeing tiene otros costes. La compañía Spirit AeroSystems, la mayor proveedora de piezas del avión 737 Max, modelo que permanece en tierra sin poder volar en todo el mundo a raíz de dos accidentes aéreos en 2018 y 2019, anunció este viernes que despedirá a 2.800 empleados en sus instalaciones de Wichita (Kansas) a finales de mes.

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En un comunicado, Spirit explicó que así lo ha decidido debido a la suspensión en la fabricación de los 737 Max, la incertidumbre sobre la fecha en que esta se reanudará y el nivel al que lo hará, teniendo en cuenta que ese modelo representa la mitad de su facturación anual.

La compañía fabrica el fuselaje y piezas del motor del Max 737, un 70 % de su estructura y había producido materiales suficientes para 52 aviones un mes antes de que Boeing anunciara sus planes de congelar la producción de los aviones, según indicó Efe-DowJones.

Aparte del despido de los 2.800 trabajadores, que comenzará el 22 de enero, la firma planea aplicar “reducciones de personal más pequeñas a finales de mes en sus plantas de Tulsa y McAlester (Oklahoma), que también producen componentes del Max”, y no descarta tomar nuevas decisiones “en el futuro”.

Más de la mitad de las ventas de Spirit derivan del Max y otros programas de Boeing, pero los recortes en sus instalaciones de Wichita se producen mucho antes de lo que los analistas esperaban, ya que cuenta con una abundante caja y trabaja con otras compañías como Airbus y Lockheed Martin Corp. EFE

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