Muchas veces nos levantamos con pocas ganas de empezar el día, de mal humor o con poca energía sin saber por qué pero debemos hablar o tratar a nuestras parejas o hijos y lidiar con nuestros y con sus problemas sin ganas. Este tipo de situaciones, muy habituales, por lo general terminan en una discusión con algún miembro de la familia derivada, tal vez, por una mala contestación. ¿Te gustaría evitar este tipo de situaciones y ser un poco más feliz? La buena noticia es que hay un truco muy fácil y que funciona.
La doctora Rosa Molina, especialista en Psiquiatría en el Hospital Universitario Clínico San Carlos, de Madrid, y coordinadora de la sección de Neurociencia Clínica de la Asociación Española de Neurospsiquiatría, explica en su libro Una mente con mucho cuerpo, la importancia de los mapas meteorológicos corporales y ¿qué es esto? “Saber reconocer las emociones corporales y poder representarlas en un mapa de nuestro cuerpo”. Imagina que estás volviendo a casa y que puedes comprobar la temperatura del cuerpo de tu pareja y saber qué sentimientos tiene. Esto se puede hacer con los mapas meteorológicos corporales.
“Se ha insistido mucho en la importancia de reconocer nuestras emociones y ponerlas en palabras pero se ha hecho poco hincapié en su representación corporal, aun cuando es muy relevante”, explica la autora. Es más, añade, “según algunos autores, primero tiene lugar la emoción en el cuerpo y luego la experimentamos conscientemente, cuando procesamos la información a nivel cerebral”. De hecho, “no sentimos miedo porque veamos a un depredador, sino que sentimos miedo porque se nos acelera el corazón y la respiración”. Es decir, “primero se activa el cuerpo y luego pensamos y sentimos el miedo”.
Como indica la experta “saber reconocer las emociones corporales y poder representarlas es una forma de saber ventilarlas” pero ¿cómo podemos hacer esto?
Molina nos propone un ejercicio muy sencillo que podemos hacer en casa con el fin de conocer qué nos ocurre a nosotros y al resto de los miembros de la familia para reaccionar a tiempo. Además, si tienes hijos “es una buena gran herramienta para manejarse en la vida”.
En qué consiste el ejercicio
Para hacer el ejercicio Molina lo primero que hay que hacer es un mapa de nosotros mismos y de nuestras emociones. Es decir, representar sobre el mapa las emociones primarias y secundarias.
- Primarias: tristeza, ira, alegría, sorpresa, miedo o asco
- Secundarias: vergüenza, odio, celos, envidia, curiosidad, deseo, aburrimiento, desconfianza, preocupación, orgullo…
Puedes probar a colgar el dibujo de tu mapa y del resto de la familia en la nevera y señalar, con colores lo que sientes. Puedes hacerlo todos los días. “El solo hecho de saber que una mañana tu marido o tu mujer se ha levantado enfadado, triste o alegre provocará una reacción en tí que hará que disminuya la intensidad de las emociones negativas y te ayudará a disiparlas”, explica la psiquiatría.
Y es que, tal y como explica la experta, “se ha observado que cuando presenciamos un estado emocional, nuestro cuerpo reproduce este mismo estado a nivel fisiológico y conductual e incluso se activan las mismas regiones cerebrales que en esa emoción. Es decir, cuando vemos a alguien sentir dolor, se activan las mismas regiones cerebrales que cuando lo experimentamos nosotros mismos”.
Esto, “son procesos automatizados de mapeo de los estados emocionales de los demás y que nos permiten comprender cómo se siente la otra persona”. Este ejercicio, en cierta medida, ayuda a la sincronía entre nuestro estado emocional y el del otro.
Para finalizar, la experta recuerda que “tener una mayor sincronía interoceptiva con nostros, es decir, capacidad para identificar nuestro estado corporal interno, está relacionado con una mayor capacidad para interpretar las emociones de los demás, para simpatizar y para experimentar más intensamente las emociones del otro”.