El voto en contra aboca al Reino Unido a decidir el 12 de abril entre una salida abrupta o una prórroga larga
El Parlamento británico volvió a rechazar la propuesta de salida de Theresa May. Fueron 344 votos negativos contra 286 afirmativos.
El abogado del Gobierno británico, Geoffrey Cox, abrió este viernes el debate sobre el acuerdo de “divorcio” del Reino Unido de la Unión Europea. El funcionario trató de convencer a los legisladores diciendo que solo se sometía a votación el texto de retirada y no la declaración política posterior, que iba a quedar para más adelante. Pero no fue suficiente.
Tampoco alcanzó el compromiso de la primera ministra de renunciar en caso de que se aprobara el pacto, para dejar que otro líder lleve adelante el proceso en la instancia siguiente. May pretendía acogerse a la prórroga concedida por el bloque comunitario para el próximo 22 de mayo. Para ello, era imperioso que se aprobara el acuerdo de hoy.
“Las implicaciones de la decisión de la Cámara son graves”, dijo May. Y agregó: “Me temo que estamos llegando a los límites de este proceso”.
Si bien no fue concluyente, dio señales de que no piensa renunciar. “Este Gobierno continuará presionando por un Brexit ordenado, como exige el resultado del referéndum”, dijo.
La nueva fecha límite para el Brexit es el 12 de abril. Ante la inminencia de una ruptura sin acuerdo, Donald Tusk, titular del Consejo Europeo, convocó a una cumbre de emergencia, sólo una semana después de la última.
El Reino Unido tendrá tiempo hasta ese día a primera hora para pedir otro aplazamiento, a fin de continuar con las negociaciones sobre el Brexit en un intento de lograr un plan más concreto. Si la UE le niega el pedido por la falta de propuestas por el lado británico, ese día el país quedaría afuera del bloque de manera caótica.
A partir del lunes, la Cámara de los Comunes volverá a debatir otras formas alternativas de acordar la salida de la UE. Pero nadie es demasiado optimista: el miércoles discutieron ocho proyectos y ninguno alcanzó la mayoría.
Esta fue la tercera vez que la primera ministra sometió a votación el documento de retirada, de 585 páginas, después de que este texto -junto con la declaración política que fija a grandes rasgos la futura relación bilateral- fuera rechazado por abrumadora mayoría en enero y en marzo.
El abogado había pedido a los diputados que aprueben el acuerdo para dar “certeza” a miles de empresas y millones de ciudadanos que viven en este país y a los británicos que residen en la UE. “Al tomar el paso de aprobar el acuerdo de retirada, se establecerá un camino claro y certero de nuestra salida de la UE”, había dicho Cox al comenzar el debate.
El acuerdo del “divorcio” que se votó hoy hacía referencia a un periodo de transición desde el momento del Brexit hasta finales de 2020, establecía los derechos de los ciudadanos británicos y comunitarios y la factura que el país debería pagar por su salida, de unos 45.000 millones de euros. También se refería a la controvertida salvaguarda irlandesa, diseñada para evitar levantar una frontera entre las dos Irlandas.
Algunos diputados euroescépticos y los socios del Gobierno del Partido Democrático Unionista (DUP), de Irlanda del Norte, justificaron su negativa a acompañarlo en que no están dispuestos a aceptar una salvaguarda que dejaría al país demasiado ligado a la UE.
El ex ministro de Exteriores Boris Johnson, el más destacado conservador euroescéptico, había adelantado en su cuenta de Twitter que apoyaría el tratado en la votación de esta tarde.
“Es muy doloroso votar por este acuerdo. Pero espero que ahora podamos trabajar juntos para remediar sus defectos, evitar la trampa de la salvaguarda y luchar por cumplir con el Brexit que la gente votó”, dijo Johnson en su tuit. Junto con él, muchos otros que habían votado en contra en las dos ocasiones anteriores lo hicieron a favor esta tarde, pero aún así ganó el No.
Con información de EFE