El menor Uziyah García, de 8 años, era el «niño más dulce que he conocido», destacó su abuelo, Manny Renfro.
Renfro recordó la última vez que había visto a su nieto durante las vacaciones escolares que aprovecharon para practicar pases de fútbol americano juntos.
«Era un niño muy rápido y podía atrapar la pelota muy bien», indicó su abuelo. «Había ciertas jugadas que yo hacía, que él recordaba y las hacía exactamente como las habíamos practicado».
Algunos padres habían estado en la escuela Robb Elementary School horas antes del tiroteo viendo con orgullo cómo sus hijos sostenían sus certificados del cuadro de honor en una ceremonia de entrega de premios.