Un estudio global revela la relación entre el consumo de bebidas azucaradas, diabetes y enfermedades cardiovasculares
Un reciente estudio publicado en Nature Medicine, que analizó datos de 184 países durante 30 años, destaca el preocupante impacto del consumo de bebidas azucaradas en la salud global. Según los hallazgos, estas bebidas son responsables de 2,2 millones de casos de diabetes tipo 2 y 1,2 millones de casos de enfermedades cardiovasculares cada año.
De cada 100 nuevos casos de diabetes tipo 2, 10 son atribuibles directamente a las bebidas azucaradas, mientras que 4 de cada 100 diagnósticos de enfermedad cardiovascular también tienen relación con su consumo. Este problema afecta de manera desproporcionada a los países en vías de desarrollo, como Colombia, México y Sudáfrica, donde hasta el 48% de los casos de diabetes están vinculados a estas bebidas.
El efecto metabólico de las bebidas azucaradas
El mayor riesgo asociado a estas bebidas radica en la rapidez con la que el azúcar es absorbido en el organismo. Una lata de refresco puede contener entre 25 y 35 gramos de azúcar, lo que genera un aumento brusco en los niveles de azúcar en sangre. Esto no solo promueve el almacenamiento de grasa y el aumento de peso, sino que también eleva el riesgo de resistencia a la insulina, sobrepeso, obesidad y enfermedades inflamatorias, como la diabetes tipo 2 y la aterosclerosis.
Además, el consumo frecuente de estas bebidas tiende a sustituir alimentos saludables como frutas y verduras, lo que agrava el impacto nutricional negativo.
Medidas y alternativas para reducir el consumo
España implementó en 2021 un aumento del IVA de las bebidas azucaradas del 10% al 21%, lo que logró reducir su consumo ligeramente. Sin embargo, expertos de la Sociedad Española de Epidemiología afirman que un impuesto adicional del 20% podría ser más efectivo si se acompaña de campañas de concienciación que promuevan hábitos saludables.
La Asociación Española Contra el Cáncer (AECC) sugiere alternativas saludables, como saborizar agua con frutas, consumir agua con gas, café o té, y evitar el consumo excesivo de edulcorantes artificiales, que aunque menos dañinos, también conllevan riesgos.
Conclusión: moderación y conciencia
Un consumo moderado de bebidas azucaradas no debería provocar problemas metabólicos graves, especialmente si se acompaña de una dieta equilibrada y actividad física regular. Sin embargo, para reducir el impacto en la salud pública, es esencial promover alternativas saludables y estrategias educativas, especialmente en los países más afectados, donde las consecuencias sanitarias de estas bebidas agravan las desigualdades existentes.
Con información de National Geographic España.