Miguel Cruz Tejada
NUEVA YORK._ El reconocido psicólogo dominicano Henry Montero Tapia explicó el impacto de la auto imagen por la creciente demanda de rejuvenecimiento vaginal y los procedimientos cosméticos y reconstructivos genitales femeninos (FGCRP) por la satisfacción corporal que buscan las mujeres.
El especialista dijo que el auge en la realización de FGCRP en las últimas décadas es un testimonio de la evolución de la autoimagen y la satisfacción corporal en las mujeres hoy en día. “Predominantemente impulsados por preocupaciones funcionales y de apariencia, los FGCRP, como la labio plastia de labios menores, se han vuelto más comunes. Este aumento refleja una tendencia social más amplia, donde la mala autoimagen corporal y genital contribuye significativamente a la creciente demanda de tales cirugías”, explica el psicólogo que es también especialista en salud mental.
“La autoimagen genital a menudo está impulsada por las percepciones, creencias y sentimientos de un individuo acerca de sus genitales. El interés en la labio plastia y procedimientos similares resalta una considerable variación en lo que clínicamente se considera anatomía genital normal, enfatizando la naturaleza subjetiva de la autoimagen genital”, señaló el psicólogo.
Subrayó que esa subjetividad está significativamente influenciada por normas sociales externas, experiencias personales y, posiblemente, percepciones distorsionadas de lo que se considera “normal”, lo que lleva a la insatisfacción genital.
Explica que en un estudio transversal ilustrativo, el impacto de estas percepciones distorsionadas en la insatisfacción genital se observó prominentemente, revelando una correlación entre la prevalencia de FGCRP y los estándares predominantes de apariencia genital.
“Las intervenciones para alterar los genitales generalmente provienen de un deseo inherente de “mejorar” o modificar la apariencia de los genitales externos”, dijo.
“Las crecientes tasas de cirugías genitales han despertado el interés de investigadores y medios de comunicación convencionales, reflejando un espectro de estrategias de modificación empleadas por las mujeres. Estas estrategias abarcan un array diverso, incluido el grooming, piercing y cirugía cosmética”, expuso el especialista.
“A la luz de estas tendencias, ha habido un notable aumento en las tasas de grooming genital en los últimos años, subrayando una creciente conciencia y actitudes evolutivas hacia la apariencia genital y las preferencias estéticas”, informó.
“La intrincada relación entre la autoimagen genital y la búsqueda de la modificación genital está profundamente entrelazada con una multitud de factores, incluidas las preferencias individuales, influencias socioculturales y determinantes estructurales. La mala autoimagen genital y la insatisfacción son los impulsores clave que impulsan a las mujeres a explorar diferentes vías para alterar sus genitales, que varían extensamente desde prácticas de grooming hasta intervenciones quirúrgicas”, puntualizó Montero Tapia.
Reveló que evaluaciones utilizando la Escala de Autoimagen Genital Femenina y la escala de Satisfacción de Apariencia Genital (GAS) revelaron que la mayoría de los FGCRP tienen el potencial de mejorar tanto la imagen corporal como la autoimagen genital. Un meta-análisis convincente reveló una mejora sustancial en los puntajes de GAS por 17.96 (rango: 0-33; P < .001) después de FGCRP.
“Navegar por los terrenos complejos de la autoimagen y la modificación genital revela un juego multifacético de influencias individuales, sociales y estructurales que dan forma a las perspectivas y decisiones de las mujeres con respecto a su apariencia genital. Es crucial abordar estos aspectos multifacéticos y fomentar un diálogo sobre la positividad corporal y la aceptación de diversas formas corporales para garantizar el bienestar y la auto aceptación holísticos”, manifestó.
Indica que si bien los FGCRP pueden ofrecer soluciones a quienes luchan con grave insatisfacción genital, es imperativo abordar tales decisiones con un conocimiento integral, expectativas realistas y una consideración perspicaz de las motivaciones subyacentes, permitiendo así elecciones informadas que resuenen verdaderamente con las necesidades y aspiraciones individuales.