A menos de cuarenta días de las elecciones del cinco de julio próximo el gobierno está sacando sus garras en la búsqueda de conseguir una voluntad popular que no tiene y necesita para mantenerse en el poder.
Una de las principales maniobras dentro de la parrilla de estrategias oficiales es el estado de emergencia con su colateral el toque de queda.
Al gobierno le conviene y ha usado a plenitud el toque de queda para sus fines políticos. Los oficialistas lanzan a los barrios pobres, en la noche, cuando por obligación todo el mundo debe estar en su casa, una tropa bien pagada cargada de alimentos, enseres para el hogar, ropas y zapatos, que entregan en los hogares que visitan bajo el compromiso de les van mantendrán esas ayudas si votan por el candidato del PLD. Y les advierten que si no lo hacen perderán esas y otras facilidades.
Es obvio que la oposición no puede hacer esas visitas rompiendo el toque de queda, ese privilegio esta reservado al gobierno que lo hace alegando que van en apoyo a familias que por la pandemia están pasando necesidades.
De igual manera, con la base de datos del fracasado plan de alfabetización Quisqueya Aprende Contigo, han organizado equipos con los alfabetizadores para buscar los alfabetizados y ofrecerles ocho mil pesos que se convertirán en pensión permanente si votan por el candidato del PLD. La idea es no comprar votos en las esquinas el día de las elecciones, como es su costumbre, sino pagarlos ahora y comprometer al votante al cual desde 30 días antes de las elecciones será sometido a una supervisión estricta a cargo de “promotores” sociales que le dan seguimiento.
Es toda una estructura de violación no solo de las disposiciones del mismo go bierno sino también de la privacidad y el derecho de la gente a votar libremente por quien quiera.
Nada de esto lo va investigar la Junta Central Electoral ni lo verán los observadores internacionales que de seguro vendrán por montones a agotar la misma agenda de entrevistas con lo candidatos y contactos con dirigentes empresariales y líderes de la sociedad civil.
Pero lo que no ha calculado el PLD es que el pueblo es más inteligente que quienes quieren manipularlo. Algunos de los sobornados de estos planes harán lo que se les pide, no así la mayoría. No van a rechazar lo que a sus casas llevan los agentes del atraso, la corrupción y la indignidad, pero tampoco van el cinco de julio a votar por un candidato que representa la indolencia y la corrupción entronizadas en el poder.
Todas las encuestas serias hechas en el país, incluso las ordenadas por el PLD colocan a Luis Abinader a la cabeza con suficiente ventaja para ganar en la primera vuelta, y en el caso hipotético de no ocurrir así, gana en la segunda vuelta sin importar quien sea su oponente.
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Esa realidad no podrá cambiarla el gobierno con todo el dinero que derrocha amanos llenas, como no pudo hacerlo Balaguer en el 1978 cuando los militares salían a la calle con una bandera roja del partido Reformista en la punta del fusil, el pueblo voto por Antonio Guzmán y por mas diabluras que hicieron, llegando hasta suspender el conteo de los votos, Guzmán fue Presidente, según la voluntad popular.
Ahora el PLD tampoco podrá evitar que Abinader ocupe la jefatura del Estado el 16 de Agosto de este año.
Los pueblos llegan a un punto histórico donde no soportan mas el gobierno que les agobia y buscan y encuentran la manera de sacarlo del poder. O lo hacen por elecciones o lo ejecutan por conspiraciones cuando se trata de alguien que pretende prolongar su mandato hasta el final de su vida, como le ocurrió a Trujillo un 30 de mayo hace 59 años.
Por Luis González Fabra