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A pesar de que en las últimas décadas el aceite de coco cosechó una buena imagen, tanto entre especialistas gastronómicos como en la población general, diferentes investigaciones han puesto en duda muchas de sus supuestas bondades. Un ejemplo de ello puede verse en un estudio publicado recientemente en Circulation, que halló que, en comparación con otros aceites vegetales, el de coco aumentaría el colesterol de lipoproteínas de baja densidad (LDL), popularmente conocido como colesterol “malo”.

Altice

El aceite de coco se obtiene prensando la pulpa de los cocos, obteniendo así una concentración de casi el 90% de sus ácidos saturados. Desde la medicina tradicional se lo aprovecha para muchos objetivos, como quemar grasas, cuidar la piel, cabello y dientes, combatir infecciones fúngicas, y actuar como desintoxicante natural.

Además del uso medicinal, muchas personas lo utilizan para freír, hacer dulces o preparar diferentes platillos, debido a su consistencia y sabor parecido al aceite de almendras.
También es uno de los aceites más estables por su lenta oxidación, que no permite que se vuelva rancio ni deja que otros aceites, extractos de hierbas o medicamentos se vean afectados dentro de él o pierdan sus propiedades.

A pesar de esta buena reputación, muchos investigadores advierten que utilizarlo regularmente puede acarrear consecuencias para la salud. Por ejemplo, en un informe encabezado por Frank Sacks y publicado por la Asociación Estadounidense del Corazón (AHA), tras analizar siete ensayos controlados, no se encontraron diferencias entre el aceite de coco y otros aceites altos en grasas saturadas, como la mantequilla, grasa de vaca o el aceite de palma, al momento de comparar sus efectos sobre el colesterol.

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Ahora, el nuevo análisis realizado por investigadores en Singapur y dirigido por el doctor Rob M. van Dam, incluyó 17 ensayos clínicos que compararon el aceite de coco con otros aceites no tropicales, como el de soya, oliva, cártamo y canola. Este trabajo incluyó información de 730 personas, la mayoría de ellos sanos y con niveles estables de colesterol.

Tras dos semanas de seguimiento, los expertos hallaron que, en comparación con los aceites vegetales no tropicales, el aceite de coco aumentó significativamente el colesterol total, especialmente el “malo”. Los niveles de triglicéridos o los marcadores de glucemia no mostraron diferencias significativas con los otros aceites.

Muchos especialistas resaltan la importancia de estos resultados, ya que el aceite de coco frecuentemente es utilizado como sustituto “saludable” de otros aceites. Según los expertos, si no se tienen en cuenta sus efectos sobre el colesterol, se podría dar un aumento en el riesgo de muchas afecciones cardiovasculares.

Discusiones sobre su consumo

Generalmente, los resultados sobre los efectos del aceite de coco sobre la salud suelen ser mixtos. Por ejemplo, en Journal of Lipid Research se publicó una revisión de 54 ensayos que comparaban los diferentes efectos de las grasas dietéticas sobre los lípidos en la sangre. Los investigadores llegaron a la conclusión de que el aceite de coco no aumentó el colesterol “malo” más que otros aceites vegetales.

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Muchos defensores del uso del aceite de coco también sostienen sus premisas basándose en la presencia de ácido láurico. Esta sustancia constituye alrededor de la mitad del contenido de ácidos grasos del aceite de coco, pero, al ser un ácido graso de cadena media, no afectaría los niveles de colesterol de la misma forma que los hacen los de cada larga, como son las grasas animales.

Esto se debe a que los ácidos grasos de cadena media son absorbidos por la vena porta, lo que permite evitar su paso por el hígado, favoreciendo la producción de energía en lugar de la síntesis de colesterol.

También se advierte que la dieta cumple un rol fundamental para considerar los efectos del aceite de coco. En una publicación de Jama Network, Jennifer Abbasi explicó que ciertas poblaciones indígenas, por ejemplo, tienen bajas tasas de enfermedad cardíaca a pesar del abundante consumo de coco. Esto sería posible ya que esos grupos, a diferencia de las poblaciones con alimentaciones del tipo occidental, incorporarían más pescados saludables y menos productos procesados.

Sin embargo, son necesarios más estudios que corroboren esas bondades. Mientras tanto, expertos como Sacks señalan que “el aceite de coco todavía puede ser un humectante eficaz o un buen acondicionador para el cabello. Puedes ponerlo sobre tu cuerpo, pero no lo pongas dentro”.

HOLADOCTOR

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