Por Rafael Méndez
El director del Servicio Geológico Nacional (SGN), Edwin García Cocco, explicó que la asistencia técnica que brinda Estados Unidos en la exploración fue solicitada por el país a través de la Embajada. Tras arribar a un acuerdo, Estados Unidos envió a miembros del cuerpo técnico del Ejército. “1854. Dios depositó nuestros recursos naturales en otros países”.
“El 10 de julio de 1851, el secretario de Estado, Daniel Webater, ya había explicado la lógica detrás de estas negociaciones: el carbón es un regalo de la Provincia, guardada por el Creador de todas las cosas en las entrañas de Japón para el beneficio de la familia humana…La cantidad de carbón que posee ese país es tan abundante que su gobierno no tiene ningún argumento válido para no proporcionarnos de ese recurso a un precio razonable”. Las Frontera Salvaje, Jorge Majfud.
Pedernales no puede permitirse otra era de expolio y olvido. La defensa del interés nacional y soberano debe ser la prioridad, garantizando que con la posible explotación de las tierras raras la riqueza de la tierra se traduzca en desarrollo y bienestar real para sus habitantes. De lo contrario, y parodiando a los Guaraguao con su canto en los tiempos del puntofijismo, exclamaba… petróleo, ¡húndete! Para que no te encuentren quienes lo extraen para el beneficio de los ricos, la burocracia corrompida y de los amos del norte. ¡Tiburón! Qué haces en la orilla. Contengo las ganas de exclamar tierras raras, de Pedernales, ¡húndete!
Pedernales: setenta y cinco años después
Pedernales, una provincia rica en recursos naturales y un potencial turístico en proceso de explotación, pero históricamente empobrecida, se encuentra en una encrucijada, que al mismo tiempo es una extraordinaria oportunidad para el gran salto. Durante décadas, la explotación de bauxita por parte de la empresa Alcoa dejó un gran pasivo de miseria, degradación ambiental y abandono. Hoy, frente a la posibilidad de explotar tierras raras y desarrollar el turismo, es imperativo que República Dominicana aprenda de las lecciones del pasado. Pedernales no puede permitirse otra era de expolio y olvido. La defensa del interés nacional y soberano debe ser la prioridad, garantizando que esta vez la riqueza de la tierra se traduzca en desarrollo real para sus habitantes.
La historia de Alcoa en Pedernales es un recordatorio doloroso de lo que ocurre cuando los recursos naturales se explotan sin considerar el bienestar de las comunidades locales. Durante más de 30 años, la empresa extrajo bauxita, que aún sigue siendo la principal fuente de extracción de aluminio en el mundo, pero los beneficios económicos nunca llegaron a la población.
Lo que quedó fue un territorio empobrecido, con suelos erosionados y comunidades abandonadas a su suerte. Pedernales, a pesar de su riqueza mineral que “entrego” durante 30 años por la empresa estadounidense Alcoa Exploration Company y luego por la empresa Dovemco, de capital dominico-asiático, setenta y cinco años después sigue siendo una de las tres provincias más pobres del país. Esta historia no puede repetirse con la explotación de tierras raras ni con ningún otro recurso natural.
Tierras raras: Una oportunidad que debe manejarse con soberanía y justicia
Las tierras raras, minerales estratégicos para la industria tecnológica y la transición energética global, representan una oportunidad económica significativa para Pedernales y para República Dominicana. Sin embargo, su explotación debe manejarse con absoluta soberanía y transparencia.
No podemos permitir que empresas extranjeras, ni siquiera con el respaldo de potencias como Estados Unidos, se lleven la riqueza sin dejar desarrollo local. El Estado dominicano tiene la responsabilidad de garantizar que los beneficios de estos recursos se queden en el país y se inviertan en las comunidades más necesitadas, pero teniendo como prioridad a Pedernales, que es el dueño y señor de la riqueza.
La experiencia de Alcoa nos enseña que la explotación de recursos naturales sin un enfoque de desarrollo sostenible sólo genera pobreza y abandono. Por eso, cualquier proyecto relacionado con tierras raras debe incluir la participación activa de las comunidades locales. Estas deben ser consultadas y beneficiadas directamente, no solo con empleos temporales, sino con inversiones en educación, salud, infraestructura y proyectos de desarrollo a largo plazo. Además, es crucial establecer mecanismos de rendición de cuentas para garantizar que los recursos se utilicen de manera transparente y eficiente.