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Por JUAN T H

Altice

Educación y salud son los pilares fundamentales del desarrollo de un país. Ambos van de la mano: sin educación no hay salud, sin salud no hay educación. Hace poco un gobierno que invierte en salud, sino educa a la población en cómo prevenir enfermedades. La prevención y atención primaria son fundamentales. Pero para logarlo es requisito que la población esté educada. Cuba, me permito citarla, es un magnífico ejemplo.

El principal recurso de un país para su crecimiento y desarrollo, no es el oro, el petróleo o el gas natural, es el humano.

El presidente Luís Abinader parece tener esos elementos bien claros. Por eso ha decidido invertir en Salud y en Educación más que en cualquier otra área. Un pueblo sin salud no puede trabajar, producir bienes y servicios, un pueblo sin educación, tampoco.

Los gobiernos del PLD nunca se interesaron por la salud del pueblo. La inversión era mínima. Menos del 2% cuando la media en la región es de un 5%. El 4% en educación fue una conquista del pueblo, no un regalo de Danilo Medina. Como dijera la vicepresidenta Raquel Peña, hicieron “del 4% un negocio inmobiliario”, que espero sea investigado para determinar quiénes se beneficiaron. Lo mismo pasó con la construcción de hospitales. Elefantes blancos que no se correspondían con las necesidades del pueblo en materia sanitaria.

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En medio de la pandemia y de la crisis económica, el presidente Abinader atinadamente ha decidido racionalizar el gasto público para invertir en educación, salud, sector agrícola y turismo. Pero sobre todo en salud y educación. Es urgente aumentar el presupuesto del ministerio de Salud, como urgente es gastar el 4% correctamente, terminar con el negocio inmobiliario del que habló doña Raquel.

Si el gobierno impide que la corrupción se lleve el dinero de la educación y la salud, ambos renglones serán más eficientes en beneficio del pueblo y del país. El presidente Abinader sabe lo que hace. No improvisa. Por eso decidió que  la vicepresidenta encabece los gabinetes tanto de salud como de educación, de donde ella proviene. Mujer honrada, trabajadora y capaz, que anhela lo mejor para el país, al igual que el mandatario.

El sistema educativo tiene que dar un salto, el de salud también. Ambos modelos colapsaron en manos del emporio empresarial PLD. En el gobierno del PRM y Luís Abinader eso no puede suceder. Sé que no, porque la educación y la salud no serán un negocio, y porque la corrupción no se robará el futuro de las nuevas generaciones.

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El que invierte en educación a todos los niveles, invierte en el progreso, en el futuro, construyendo un país de gente saludable y educada, es decir, productiva, honorable, capaz y trabajadora.

En sus dos últimas obras el periodista e investigador argentino Andrés Oppenheimer,  “¡Sálvese quien pueda!” y “Crear o Morir” aborda con bastante lucidez y datos concretos, el tema de la educación y el desarrollo de la ciencia y la tecnología. En una entrevista que le hizo a la presidenta de Finlandia le preguntó cuál era el éxito de su país y ella respondió: “Educación, educación y más educación”. Por lo tanto, el 5, el 10 o el 12% del PIB en salud y en educación, respectivamente, no es un gasto, es una inversión en el progreso y el desarrollo.

Luís Abinader lo sabe. Y no solo lo sabe, lo pondrá en práctica durante sus años de gobierno, a pesar de la crisis económica. ¡En hora buena!

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