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El horario de verano terminó el domingo y para muchos de nosotros tener una hora más de sueño nos ha dado un pequeño aumento de energía. Todo el mundo sabe que el sueño influye en nuestro estado de ánimo y nuestra salud. Lo que no es muy sabido es la forma en la que también puede influir en nuestros ingresos.

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Un estudio publicado el año pasado en Review of Economics and Statistics reveló que los trabajadores que viven en zonas donde la gente duerme más suele tener mayores ingresos que quienes viven en zonas donde la gente duerme menos.

Una de las teorías dice lo siguiente: los trabajadores que más descansan son más productivos y reciben un ingreso adicional en recompensa.

“Hay otras explicaciones, pero creemos que son menos probables”, comentó Matthew Gibson, economista del Williams College y uno de los autores del estudio.

No es que el solo hecho de dormir más provoque que tu jefe te pague mejor. De hecho, si duermes ese tiempo extra y llegas tarde al trabajo, es probable que ganes menos o que incluso pierdas tu trabajo. Entonces, ¿cómo funciona en realidad la relación entre el sueño y el ingreso?

Es complicado estudiar el problema por causalidad inversa: el sueño no solo afecta el trabajo, sino que el trabajo también afecta el sueño. A nivel individual, la gente que trabaja más, y tiene mayores ingresos por ello, con frecuencia duerme menos. Los estudios demuestran que quienes tienen mayores ingresos duermen menos que los que tienen menores ingresos.

Eso puede deberse a que las personas con mayores ingresos pasan más tiempo trabajando, así que tienen menos tiempo para dormir. Además, trabajar más es estresante y el estrés interrumpe el sueño.

No obstante, la falta de sueño también contribuye al aumento del estrés. Un estudio publicado en Sleep Health reveló que una noche de poco sueño produce más estrés y pensamientos distractores en el trabajo. En otros estudios también se descubrió que dormir menos y dormir mal se asocia con un mayor nivel de conflicto y estrés al día siguiente.

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Pongamos como ejemplo la siguiente secuencia: tener hábitos de sueño saludables puede contribuir a que una persona tenga un empleo con mejores ingresos, pero ese nuevo trabajo puede ser tan exigente y estresante que provoca que la persona duerma menos. No obstante, para conseguir un ascenso, y un ingreso incluso mayor, podría ser útil hacer algunos ajustes para volver a dormir bien.

De manera más general, muchos estudios consideran que un mal desempeño laboral es consecuencia de un sueño deficiente. Por ejemplo, los médicos que están cansados cometen más errores y los estudiantes cansados obtienen notas más bajas. Esto justifica retrasar la hora de entrada de los niños a la escuela para darles mayor oportunidad de dormir bien. La investigación demuestra que esto no solo aumenta el desempeño académico, sino que también aumenta sus ingresos a largo plazo.

Otro estudio reveló que retrasar las horas de entrada escolar hasta las 8:30 a. m. o más tarde contribuiría 83.000 millones de dólares a la economía estadounidense en una década. Las ganancias provendrían en parte de una disminución en los accidentes de tránsito (reduciendo los costos de mortalidad y productividad vitalicia). Otro aspecto que podría contribuir sería el aumento en las ganancias de los estudiantes a lo largo de su vida debido a mejores resultados académicos.

El estudio de Review of Economics and Statistics eludió la causalidad inversa al comparar los ingresos promedio en distintas ubicaciones aprovechando al máximo la variación del momento en que anochece en las zonas horarias. Nuestro ritmo circadiano está relacionado en parte con la luz solar: cuando anochece más temprano solemos acostarnos antes; sin embargo, la hora del amanecer tiene un efecto menor en los hábitos del sueño. Los trabajadores con empleos similares despiertan aproximadamente a la misma hora, porque el trabajo y la escuela comienzan más o menos a la misma hora en una misma zona horaria. Por lo tanto, los trabajadores que se encuentran en el extremo oriental de una zona horaria, donde el sol se oculta más temprano, duermen más tiempo en promedio que los trabajadores que se encuentran en el extremo occidente.

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Por supuesto, además de la hora en que anochece, hay muchos otros factores que pueden influir en la cantidad de horas que duermen las personas. Todos sabemos de gente que parece rendir de maravilla con unas pocas horas de descanso. Algunos estudios en años recientes han identificado una explicación genética para el hecho de que algunas personas se sienten muy bien a pesar de dormir menos de ocho horas.

No obstante, algunos otros factores podrían afectar la duración del sueño en una región entera. El estudio de las zonas horarias reveló que dormir una hora más a la semana podría aumentar los ingresos un 1,1 por ciento a corto plazo y hasta un cinco por ciento a largo plazo.

“Es poco probable que consigas un aumento del cinco por ciento en tu ingreso por dormir una hora extra si tus vecinos y colegas no hacen lo mismo”, afirmó Jeffrey Shrader, el otro autor del estudio y economista de la Universidad de Columbia. “El aumento en el ingreso depende de que todos los que habitan en una zona duerman más”.

La idea es que toda la economía funciona a un paso ligeramente más veloz cuando todos están más descansados.

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