República Dominicana ha sido cuna de grandes talentos del arte y el espectáculo que logró fama entre los años 1970 y 2000. Sin embargo, hoy día esa generación de artistas no se conoce o es poco recordada.
Muchos de estos conectaron con el público en su momento, pero al final de sus días, la vejez o la muerte los encontró en el olvido, la pobreza o con escasos recursos.
El periodista y escritor José Rafael Sosa recuerda los casos de Eduardo Brito, Guandulito, Ramón Asencio, Charlie Amarante, Jerry Vargas “El Nazareno”, El General Larguito,entre otros. Estas personalidades fallecieron en situaciones “penosas”, apartadas de los escenarios y recluidos socialmente.
A continuación un breve recuento por algunos de estos casos.
Eduardo Brito
José Eleuterio Brito Aragonés, mejor conocido como Eduardo Brito, fue un cantante barítono importante del país. De hecho el Teatro Nacional de Santo Domingo lleva su nombre.
Su final fue el peor de todos pues sufrió una sífilis cerebral y fue encerrado en el Manicomio de Nigua. Este padecimiento le producía “delirios y otros trastornos nerviosos” y por esta causa recibió entre 1942 y 1943 numerosas inyecciones de bismuto. Su muerte se produjo aun estando en el centro psiquiátrico el 5 de enero de 1946.
Guandulito
Su nombre real era Dionisio Mejía, pero en el mundo artístico se le conocía como Guandulito. Fue un compositor y cantante de merengue típico.
Murió el 16 de junio de 1979 en Santo Domingo, sin ceremonias lujosas en la extrema pobreza y casi en el olvido, a quien solo le recordaban varios de los viejos oyentes amantes de su música y del Merengue Típico.
A su sepelio acudieron el empresario y comunicador Corporán de los Santos y el merenguero dominicano Joseíto Mateo, quienes decidieron comprar el féretro.
Ramón Ascencio
Fue un actor y humorista dominicano que dio vida al personaje cómico Tano Kao.
Lo que se sabe es que Ramón sufría de Alzahimer y estaba interno en el Presbyterian Hospital de Nueva York donde falleció. Al momento de su deceso se encontraba recluido en un asilo.
Charlie Amarante
Otro de estos casos es el de Charlie Amarante (Chelo), quien vivió sumido en el vicio del alcohol y con un aspecto de indigente en su natal Moca, provincia Espaillat.
El cantante popularizó el merengue Vagabundo en la década de los ochenta. Se dice que sus últimos años de su vida fueron un reflejo de dicho tema.
Charlie Amarante fue el cantante principal de la orquesta de Luis Ovalles, grabando temas como Palo bonito, Se fue la luz,La Fosforera, Se hunde el barco, La ley del embudoyEl vagabundo. El artista falleció por los daños provocados por el excesivo consumo de alcohol.
El Nazareno
También está Jerry Vargas (El Nazareno), se reseña que sus últimos días fueron en condiciones inhumanas, velado en la funeraria municipal de Los Alcarrizos y luego sepultado en humildes condiciones sin lápida en el cementerio Cristo Redentor.
El Nazareno fue uno de los merengueros más pegado de los 80´s, que gozó en su momento de esplendor de discos inéditos, fama y una vida desenfrenada.
Entre sus canciones se destacan: Nos enamoramos, Ojitos mexicanos, Hijo de la ruta, El huevero, El cubanito, El cilantro, Teorema de amor, Bésame, entre otros discos.
El General Larguito
Otro ejemplo es el merenguero típico Tomás Santana de la Cruz, alias El General Larguito, quien en su esplendor popularizó temas como La chiflera, El Respaldo, El Mangril, Navidad sin mi madre, Cuento comparón.
Muchos de estos temas fueron interpretados por artistas otros dominicanos y su caso es otro ejemplo de cómo se puede pasar de la fama a la miseria.
Se dice que al derrochar todo lo logrado con su arte, volvió a la pobreza y sus penurias terminaron siendo tantas como el éxito de sus temas. No contó con una pensión, vivió solo en una guardería en Santiago de los Caballeros.
Articulo tomado de Acento.com.do