Por JUAN T H
Dice la oposición, principalmente la Fuerza del Pueblo, Leonel Fernández, y el Partido de la Liberación Dominicana, Danilo Medina, que la Reforma Fiscal que ha planteado el presidente Luís Abinader, es innecesaria, que los platos rotos los pagará el pueblo, primordialmente la clase media. ¡Y es verdad!
Dirigentes políticos de ambos partidos insólitamente se han unido para criticar al presidente Abinader. El PLD y la FUPU se convirtieron en uno para arremeter contra el gobierno. Economistas que pensé estaban muertos, presos o huyéndole al Ministerio Público de repente han resucitado para ir a la radio, la televisión y las redes sociales para decir que, con la propuesta de reforma, de aplicarse, el Partido Revolucionario Moderno (PRM) es seguro que saldría volando del poder. ¡Y puede que sea verdad!
Las reformas, tanto la fiscal como la constitucional, la del Código de Trabajo, y cualquier otra que sugiera el gobierno, serán calificadas por la oposición como innecesarias, improcedentes, etc., etc., porque, tanto Leonel Fernández como Danilo Medina, unidos ahora por la coyuntura, no le dejaran pasar una al gobierno, ni al presidente Abinader.
La oposición cree que ese es su rol: oponerse a todo lo que haga, diga o proponga el gobierno, que debe sacarle beneficio político a todo, no importa si es positivo para el país.
Lo penoso, lo lamentable, es que la reforma no haya sido asimilada por el PRM, que parece ausente del debate. La mayoría de los dirigentes están muy ocupados promoviendo sus aspiraciones personales, cuando deberían estar dando la cara, poniendo el pecho si fuera preciso.
Todos los organismos internacionales, Banco Mundial, Fondo Monetario, etc., coinciden en que la reforma fiscal es necesaria. Lo están diciendo desde hace años. Los economistas del país, los más sensatos, despojados de la politiquería, coinciden con esas instituciones y con el Banco Central Dominicano, en modificar la estructura financiera del país.
Incluso los ex presidentes de la República en algún momento han admitido la necesidad de un cambio sustancial en la recaudación fiscal para atender las necesidades básicas de la población, como construir escuelas, hospitales, carreteras, transporte, viviendas, salud, educación, que no se pueden atender sin aumentar las recaudaciones fiscales.
Aunque parezca extraño coincido con la oposición, Leonel-Danilo y sus acólitos, en que la reforma fiscal es innecesaria. Explico porque: si el Partido de la Liberación Dominicana hubiera asumido su responsabilidad política, económica y social, cuando asumió el poder, hubiera hecho las transformaciones prometidas durante los 23 años que estuvo en la oposición, la reforma de hoy no sería obligatoria.
El PLD, Leonel-Danilo, no realizaron los cambios, ni las transformaciones que demandaba la sociedad dominicana, se dedicaron, como dijera mi amigo y hermano George Rodríguez, en “Nosotros a la 8”, a corromper el Estado, a descuartizar las instituciones públicas, a regalar o vender a precio vil las empresas del pueblo dominicano.
El expresidente Fernández es el padre moderno de la corrupción. Su heredero, Danilo Medina le siguió los pasos en una competencia por ver cual de los dos era más corruptos.
La corrupción administrativa durante los 16 años seguidos que estuvo el PLD en el poder, le costaba entre el 4 y el 5% del PIB de acuerdo con el Banco Interamericano de Desarrollo y el Banco Mundial, dinero que bien pudo invertirse en obras de bien social. La reforma de Abinader busca recaudar poco más del uno por ciento del PIM, mucho menos de lo que se robaba el PLD. Eso sin calcular la evasión fiscal, de casi un 40% de los empresarios y los políticos ladrones, que permitieron los gobiernos morados.
La reforma fiscal hubiera sido inoportuna, casi criminal y abusadora, si los gobiernos del PLD, Leonel-Danilo, no hubieran regalado las empresas públicas, si hubieran manejado con pulcritud las finanzas públicas, si hubieran combatido la corrupción, si no se hubieran entregado al gran capital, tanto nacional como internacional.
La reforma fiscal es hoy absolutamente necesaria, precisamente porque los gobiernos del PLD malversaron las finanzas públicas; crearon una corporación económica mafiosa, dirigida por una asociación de malhechores para beneficio de sus dirigentes, amigos y relacionados, los mismos que hoy se oponen, rabiosamente, tanto a la reforma fiscal, como a la reforma de la Constitución de la República.