Visión Global sobre los Procesos Políticos en la República Dominicana
Por Nelson Encarnación
Los procesos sociales y políticos suelen definir el rumbo que una nación desea tomar, y detenerlos resulta casi imposible. En la República Dominicana, históricamente hemos vivido etapas en las que, desde lo electoral, se perfilan anticipadamente los cambios venideros.
El contexto político de 1978: fin de una era autoritaria
En 1978, el país emergía de un período marcado por fuertes convulsiones sociales y políticas. Durante ese tiempo, un gobierno autoritario se caracterizaba por las violaciones a los derechos humanos y la restricción de las libertades públicas. Este régimen enfrentaba además un constante asedio por parte de grupos revolucionarios.
La Guerra Fría influía decisivamente en la conducta de los gobiernos latinoamericanos, destacándose la administración del doctor Joaquín Balaguer. Sin embargo, en las elecciones de ese año, con una economía estable y en crecimiento, y una represión menor que en los 12 años previos, estalló una ola de rechazo contra Balaguer.
A pesar de contar con todo el poder, incluyendo el apoyo de militares y policías en campaña abierta, aquella marea popular terminó por desplazarlo. La consigna “Le cogemos la fundida y no somos reformistas” selló el fin de doce años de su gobierno, uno de los más emblemáticos en la historia dominicana.
Como expresó en su momento el doctor Marino Vinicio Castillo, “Cambiamos La Sorbona del presidente Balaguer por el bachillerato incierto y lejano de Antonio Guzmán“. Sin embargo, la ola popular ya había cumplido su cometido.
La ola del 2004: el clamor popular contra Hipólito Mejía
Décadas después, en 2004, la República Dominicana vivió otra ola política con el lema “E’pa fuera que van“, impulsada por el Partido de la Liberación Dominicana (PLD) y su candidato presidencial Leonel Fernández, quien representaba el rostro de un clamor popular masivo.
En ese momento, el país enfrentaba una grave crisis económica que afectaba casi todos los sectores productivos. La mayoría de la población estaba en situación crítica, con “una soga al cuello”. La consigna exigía la salida inmediata del gobierno de Hipólito Mejía, sin alternativas posibles.
La actual situación política y el desafío para el PLD
¿Qué relación tiene todo esto con el presente? Actualmente, se observa un comportamiento similar frente al PLD. Los movimientos emergentes -ya sean organizados o espontáneos- en espacios masivos como estadios, conciertos o fiestas, reflejan una dinámica parecida a las olas políticas anteriores.
La dirigencia del PLD puede minimizar el fenómeno, argumentando que la fractura interna es menor. Sin embargo, la realidad cotidiana demuestra lo contrario. Subestimar la salida de un “10%” de sus miembros ignora el impacto social real y el hecho de que sus posibilidades electorales disminuyen día a día.
En definitiva, la historia política dominicana nos enseña que las olas sociales y electorales son poderosas y difíciles de detener, y el PLD enfrenta un reto que no debe subestimar.

