Caracas vive momentos de alta tensión tras las elecciones presidenciales del pasado 28 de julio. Bandas armadas atacaron la caravana del Primer Ministro Garry Conille, mientras la comunidad internacional y los ciudadanos expresan su rechazo al fraude electoral atribuido a Nicolás Maduro. En las calles, cacerolazos resonaron en barrios populares como Petare y El Silencio, evidenciando el descontento popular.
Represión y violencia marcan la jornada postelectoral
La respuesta a las manifestaciones ha sido brutal, con un saldo de seis muertos y cientos de detenidos desde el domingo electoral. La comunidad internacional, incluyendo líderes como Joe Biden y Lula da Silva, ha criticado la falta de transparencia en el conteo de votos, mientras que la Organización de Estados Americanos denunció manipulación en los resultados.
Presiones y amenazas a líderes opositores
El clima de hostilidad se intensificó con las declaraciones de Jorge Rodríguez, presidente de la Asamblea Nacional, quien exigió la detención de los líderes opositores María Corina Machado y Edmundo González, acusándolos de fomentar el “fascismo”. Estas amenazas subrayan el uso del aparato estatal para suprimir voces disidentes.
Llamados internacionales a la transparencia
La falta de datos claros y la retención de actas de votación han llevado a un llamado global para un recuento transparente y verificable de los votos. Instituciones como el Centro Carter y gobiernos extranjeros exigen la presentación de las actas para validar los resultados, en un esfuerzo por restaurar la integridad del proceso electoral venezolano.
Este escenario resalta la profunda división y la crisis de legitimidad que enfrenta Venezuela, mientras los ciudadanos y la comunidad internacional buscan caminos hacia una resolución pacífica y democrática.