Aideé Mendoza tenía 18 años y estudiaba en un centro de la UNAM en Ciudad de México. Este lunes le dispararon en el aula, falleciendo poco después en el hospital
Un nuevo asesinato en una escuela de la UNAM, la gran casa de estudios mexicana, profundiza la crisis de inseguridad que atraviesa el país. Este lunes, Aideé Mendoza, 18 años, estudiante del Colegio de Ciencias y Humanidades de la Universidad, CCH, recibió un balazo en plena clase. Murió poco después en el hospital.
La procuradura de Ciudad de México, Ernestina Godoy, ha informado este martes en conferencia de prensa de que los investigadores ya han tomado declaración al profesor y los alumnos que andaban en clase. Al parecer eran pocos, en total una docena. Godoy ha dicho que la fiscalía encara el asesinato de acuerdo al protocolo de feminicidio, priorizando el componente de género.
Este martes también, compañeros de la joven se han concentrado junto al CCH, cerrado desde ayer. “Estamos hartos de que las autoridades no nos escuchen. Hemos pedido seguridad”, ha dicho una alumna sobre una tarima improvisada. A comienzos de abril, los estudiantes de varios centros de la capital, entre ellos el CCH, hicieron una huelga de 72 horas para protestar contra la inseguridad que se vive en los alrededores de algunas de las instalaciones.
La Facultad de Ciencias Políticas de la UNAM ha decretado paros para el jueves y el viernes de esta semana. El rector de la universidad, Enrique Graue, ha mandado igualmente un mensaje a la comunidad universitaria: “La violencia, en todas sus formas, es inadmisible, no respeta edades y atenta ya contra nuestros estudiantes y los jóvenes de México. Las aulas de la Universidad y del país entero deben ser espacios de libertad para pensar y manifestar ideas, para aprender y crecer en plenitud”.
No es el primer asesinato de una estudiante de la UNAM en los últimos años. De hecho, no es el primero que ocurre en el CCH. El centro ya vivió de cerca el terror hace un año cuando una estudiante, Miranda Mendoza Flores, también de 18 años, fue secuestrada y asesinada tras abandonar las instalaciones. Otra estudiante del CCH, Jennifer Sánchez, fue encontrada muerta el pasado mes de abril tras haberse reportado su desaparición 11 días antes. En el caso de Sánchez, desapareció fuera de las instalaciones del CCH.
El asesinato de Aideé ilustra la escalada delictiva que sufre el país. Ciudad de México registra cifras de inseguridad altísimas. Aumentan los homicidios, las violaciones y los feminicidios. Lo mismo ocurre en el conjunto del país. Cuando no es Veracruz y el hallazgo de una nueva red de fosas clandestinas, es la balacera contra dos mujeres y un bebé en Tabasco. Más que una excepción, la muerte de Aideé es parte de una extraña normalidad instalada en México ya hace varios años.
El país ha superado en varias ocasiones el récord histórico de asesinatos durante el mandato del expresidente Enrique Peña Nieto. Una cifra que ha vuelto a ser rebasada en este primer trimestre de 2019, con López Obrador en la presidencia del país. En estos tres primeros meses, se han registrado 8.493 homicidios, un 9,6% más que en el mismo periodo de 2018.
En el caso de Aideé, nadie supo qué pasaba hasta pasadas unas horas. La procuradora Godoy ha dicho que los testigos han descrito un ruido raro para tratarse de un balazo. “Parece que fue un sonido tenue”, ha dicho. Alumnos de este centro han asegurado a la prensa local que se escuchó el sonido “como si se abriera un refresco”. La chica se levantó, dijo que “se encontraba mal y se desvaneció”. No fue hasta pasado un buen rato que trascendió la versión del balazo. Al principio nadie se dio cuenta.
Según información aparecida en medios locales, Aideé vivía en Iztapalapa, no demasiado lejos de la escuela. Su familia había emigrado de Puebla años antes. Su tía, Gilberta Mendoza, ha explicado en varias entrevistas que la bala alcanzó a su sobrina cerca del estómago, en su costado izquierdo. “Yo estoy pidiendo a mis compañeros y a estudiantes que nos apoyen, nosotros no podemos permitir que sigan pasando estas cosas”.