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Las causas biológicas de las enfermedades mentales no se pueden modificar, pero sí los factores sociales y de estilo de vida. Un estudio cuantifica los casos de depresión, esquizofrenia y otras patologías se podrían evitar actuando sobre las adversidades infantiles y reduciendo el sedentarismo y el estrés laboral, entre otros elementos.

Altice

Los trastornos mentales se deben tanto a causas genéticas y biológicas como a factores relacionados con el ambiente en el que se desarrolla la vida de una persona. Un grupo de investigadores españoles acaba de publicar un estudio en el que cuantifica la proporción de casos de enfermedades como la depresión, la esquizofrenia, el Alzheimer o el autismo que se pueden evitar y la conclusión es clara: existe un margen bastante amplio para la prevención.

La investigación, liderada por científicos del Instituto de Investigaciones Biomédicas August Pi i Sunyer (Idibaps) y del  área del Ciber de Salud Mental (Cibersam) y publicada en Molecular Psychiatry, confirma que hay momentos clave a lo largo de la vida en los que se pueden llevar a cabo acciones y cambios de estilo de vida que evitan padecer enfermedades psiquiátricas que, una vez en marcha, no tienen cura. Uno de ellos es la infancia, en la que adversidades como los abusos sexuales o el bullying están detrás de numerosos casos de patologías mentales. Otra etapa crucial es la edad adulta, en la que el sedentarismo y la deficiente alimentación, entre otros elementos, desembocan en una madurez y vejez con más enfermedades físicas -como las cardíacas-, pero también mentales.

Prevención de la esquizofrenia, el autismo y la depresión infantil

Ya se sabía que una infancia desgraciada, con un alto grado de sufrimiento y adversidades vitales, se traduce en una juventud y edad adulta con mayores problemas de salud mental. Lo que aporta el nuevo trabajo es una imagen más nítida de los cambios sociales y de estilo de vida que está comprobado que contribuyen a aligerar esa carga.

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Uno de los coordinadores del estudio, Joaquim Raduà, jefe del grupo de imagen de los trastornos relacionados con el estado de ánimo y la ansiedad del Idibaps e investigador del Cibersam, considera que uno de los resultados más importantes es el que se refiere al sobrepeso y la obesidad materna antes o durante el embarazo. “Si se evitase se podrían prevenir alrededor de un 6-10% de casos de trastorno por hiperactividad y déficit de atención (TDAH) infantil y en torno a un 6% de los casos de autismo”, destaca.

Asimismo, se ha comprobado que reduciendo las adversidades infantiles podría evitarse uno de cada tres casos de esquizofrenia y que disminuyendo los abusos sexuales se podrían prevenir uno de cada seis casos de depresión.

¿Cómo actúan estos factores sociales y psicológicos en el cerebro de un niño para desencadenar enfermedades como la depresión o la esquizofrenia? Raduà declara que aún no se sabe exactamente qué es lo que ocurre pero parece evidente que tiene que ver con el hecho de que se trata de “una época en la que el cerebro se está desarrollando y, por eso, representa una ventana de mayor vulnerabilidad”. En cambio, en la edad adulta, como el cerebro ya está formado, tanto las sustancias tóxicas como los traumas tienen consecuencias, pero no son tan profundas. Es algo que se está investigando y ya se han hallado algunas pistas. “Con los estudios de neuroimagen vemos pequeñas diferencias anatómicas en determinadas regiones del cerebro y divergencias en la conectividad entre zonas del cerebro, pero aún no hay nada que lo pueda explicar bien”, aclara el investigador del Idibaps.

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Evitar el Alzheimer y la depresión en la etapa adulta

A medida que un individuo cumple años, siguen siendo muy amplias las posibilidades de atajar la enfermedad mental. Así, según los resultados del estudio, existe una relación muy estrecha entre los factores de riesgo metabólico (obesidad, diabeteshipercolesterolemia y otros) y la depresión. “Si consiguiéramos que nadie tuviera tres factores de riesgo metabólico, evitaríamos un 10% de las depresiones”, apunta Raduà.

En el caso del Alzheimer, el sedentarismo es uno de los mayores impulsores, de forma que “si consiguiéramos que todo el mundo hiciera ejercicio, evitaríamos uno de cada seis casos” de este trastorno neurodegenerativo.

Del trabajo también se desprende que una reducción del estrés laboral permitiría evitar uno de cada cinco casos de depresión

Los casos no evitables siguen siendo más

Los resultados de la investigación, que se ha realizado a partir de virtualmente todos los estudios previos con una alta evidencia científica, tienen una parte positiva y otra negativa. Por un lado, según concluyen los autores, queda claro que “podríamos evitar que millones de personas desarrollen trastornos mentales”. 

Pero también significa “que muchos trastornos, probablemente la mayoría, seguirían ahí”. Los factores biológicos, entre los que se encuentran los genéticos, no se pueden soslayar. De ahí que los investigadores consideren fundamental “dedicar más recursos a la investigación en salud mental para crear tratamientos que mejoren de forma más efectiva la calidad de vida de las personas con uno de estos trastornos”. 

Asimismo, es necesario mejorar la atención que reciben los pacientes con enfermedades mentales y desplegar los recursos necesarios para una prevención eficaz desde el punto de vista económico y social.

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