La tiroides es una glándula endócrina en forma de mariposa ubicada en el cuello, justo arriba de la clavícula. Controla el metabolismo del cuerpo, su temperatura y el procesamiento de las calorías, además de otros procesos esencial del organismo.
Si el nivel de la hormona tiroidea es anormal, se puede tener problemas para mantener un peso saludable o regular muchas de las funciones del organismo.
Cuando los niveles de hormona tiroidea están bajos, los procesos corporales comienzan a funcionar con lentitud. Podrías notar que sientes más frío y te fatigas fácilmente, que tu piel se reseca o sufres de constipación.
Sin embargo, los cambios inexplicables en el peso es uno de los síntomas más evidentes de que la tiroides está funcionando mal.
Si sufres problemas de tiroides, tu cuerpo consume la energía de forma más lenta o más rápida de lo debido, según se trate de hipertiroidismo o hipotiroidismo.
Para mantener esa situación bajo control y evitar problemas, existen varias alternativas de tratamientos médicos, que incluyen el consumo de una droga llamada levotiroxina, que revierte los síntomas del hipotiroidismo.
En el caso del hipertiroidismo se pueden recetar yodo radioactivo y betabloqueantes que neutralizan la acción acelerada de la glándula.
Sin embargo, y como en tantas otras condiciones, una dieta saludable y adecuada te ayudará a lidiar con la afección tiroidea.
Mientras tratas con tu médico las opciones farmacológicas, estos alimentos que contienen sustancias que ayudan a regular la función de la tiroides pueden ayudarte:
Yodo
La deficiencia de yodo es una de las principales causas de los trastornos de tiroides. Para obtenerlo de manera natural puedes elegir entre diferentes opciones: huevos, acelga, calabaza, semillas de sésamo, mariscos, almejas, mejillones o atún.
Mejillones y mariscos contienen altos niveles de yodo.
Acidos grasos Omega 3
Los ácidos grasos Omega 3 son los responsables de impulsar el metabolismo, aumentar la circulación sanguínea y ayudar a reducir la inflamación que causa la lenta función tiroidea. Los alimentos que puedes incluir en tu dieta para incorporarlos son: aceite de linaza, salmón, pescado azul, como atún, bacalao y caballa, y en menor medida los frutos secos.
El atún es uno de los pescados que contiene un alto porcentaje de omega 3.
Crucíferas
El brócoli, col, coles de Bruselas, coliflor, hojas de col rizada, nabo y rúcula, contienen goitrina, un compuesto que interfiere en la síntesis de la hormona tiroidea. Sin embargo, cocinar los vegetales puede desactivar el compuesto y hacerlos más seguros para el consumo, y, nuevamente, la ingesta suficiente de yodo anularía la influencia de la goitrina en la tiroides.
| Las crucíferas ayudan a controlar la tiroides.
Selenio
El selenio es un potente antioxidante celular que interviene en la formación de la hormona tiroidea y protege a la glándula tiroides de los daños de los llamados radicales libres. Puedes incluir los siguientes alimentos en tu dieta para aumentar el aporte de selenio: setas, ajo, cebolla, semillas de girasol o sésamo, huevos y germen de trigo.
Como potente antioxidante, el selenio ayuda a la tiroides.
Hierro
El hierro forma parte del mecanismo que transporta las hormonas tiroideas dentro de las células, por lo que, si se tiene niveles bajos de este mineral, se pueden padecer síntomas de hipotiroidismo. Las lentejas, garbanzos, arroz integral, almendras, semillas de girasol, hígado, sardinas, yemas de huevo y espinacas son opciones ricas en hierro.
El hígado es una de las fuentes naturales más poderosas de hierro.
Todos deben examinar el funcionamiento tiroideo cada cinco años, a partir de los 35 años, según recomienda la Asociación Americana de la Tiroides. Sin embargo, las personas con síntomas o factores de riesgo pueden necesitar exámenes con mayor regularidad. El grupo más vulnerable son las mujeres mayores de 60 años.
Solo en los Estados Unidos se diagnostican más de 52,000 casos de cáncer de tiroides al año.
La Organización Mundial de la Salud tiene como meta seguir reduciendo los países que tienen una grave deficiencia de yodo en sus dietas.
La carencia de yodo constituye una importante causa de problemas de desarrollo mental en los niños. La principal estrategia, consistente en la yodación universal de la sal, ha tenido éxito. No obstante, según el informe Iodine status Worldwide, sigue habiendo carencia de yodo en 54 países y es necesario mantener medidas para fortalecer los programas de yodación de la sal.
Enfermedad de Hashimoto, cuando el daño a la tiroides es crónico
Una definición simple: la enfermedad de Hashimoto es una condición autoinmune que puede generar una alteración crónica de la glándula tiroides. El sistema inmune “enloquece” y ataca a una de sus principales productoras de hormonas, justamente la que regula el metabolismo, ayuda a crecer y a que muchos órganos funcionen bien.
Ubicada en el cuello, la glándula tiroides utiliza el yodo de la dieta para producir la hormona tiroidea y liberarla, a demanda, en el torrente sanguíneo.
Cuando el sistema inmune se ensaña con la tiroides, la glándula no puede producir la hormona tiroidea, y el equilibro se rompe. Esta alteración del sistema de defensas del organismo se conoce como tiroidismo crónico o enfermedad de Hashimoto.
Al circular menos hormona tiroidea en el organismo, se puede desarrollar hipotiroidismo, y la persona que lo padece comienza a actuar en cámara lenta. La vida se lentifica, es como si los órganos funcionaran a ritmo de tortuga: se pueden perder hasta las ganas de moverse, o vivir la vida a pleno.