La salud sexual es un estado de bienestar que abarca aspectos físicos, mentales y sociales relacionados con la sexualidad, según define la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Sin embargo, en el Día Mundial de la Salud Sexual expertos del Hospital de Clínicas de la Universidad de Buenos Aires (UBA) advierten que las consultas más frecuentes se vinculan con contentar a la otra persona, en detrimento de la sexualidad propia.
La doctora Silvina Valente (MN 87.798), integrante de la sección Sexología de la división Ginecología del Hospital de Clínicas, señala que las inquietudes más comunes en su consultorio abarcan desde dudas sobre la preparación para el acto sexual hasta la capacidad de alcanzar el orgasmo: “¿Cómo hago para estar siempre listo?”, “¿Cómo no hacer un papelón?”, “¿Alguna vez voy a poder tener un orgasmo con una persona?”.
Estas cuestiones, según la experta, no discriminan por edad y son compartidas tanto por adolescentes como por adultos solteros y/o parejas consolidadas.
Según la OMS la salud sexual es un estado de bienestar físico, mental y social relacionado con la sexualidad (Getty)
El núcleo de estos interrogantes radica en la presión social de ser el “mejor amante”, sin prestar atención a las propias emociones y deseos. La doctora Valente señala que esta mentalidad proviene de la forma tradicional en que se ha transmitido la educación sexual, centrada en prohibiciones y advertencias. Estos mandatos generan miedos e inhibiciones que afectan la experiencia sexual.
Eliminar los tabúes para poder disfrutar
“La sexualidad sigue atravesada por inhibiciones, tabúes y por una mirada crítica hacia quien la vive diferente. Una cosa es el sexo que se muestra en las redes donde pareciera que todo es posible y que nos hemos liberado para siempre del corsé impuesto por siglos, y otra es lo que ocurre en la intimidad de los cuartos y en el discurso más profundo y honesto”, detalló en Infobae el psiquiatra y sexólogo Walter Ghedin (MN 74.794).
El especialista subraya que es habitual la confusión entre los términos “sexo” y “sexualidad”, pero que se trata de dimensiones distintas. Mientras que el sexo se refiere a características biológicas, como órganos sexuales y hormonas, la sexualidad es un concepto más amplio que engloba dimensiones físicas, mentales, sociales y culturales.
“La sexualidad es una parte fundamental de la personalidad y por lo tanto es tan singular como la identidad misma. Limitar el conocimiento de la sexualidad a la biología es pretender que los seres humanos solo se deben relacionar para copular en época de celo sin ningún tipo de conexión erótica ni afectiva”, destacó Ghedin.
A pesar de los avances en la comprensión de la sexualidad, aún persisten ciertas expectativas sobre cómo deben comportarse hombres y mujeres en la intimidad -consideró el sexólogo- por ejemplo, se espera que el hombre mantenga una erección para satisfacer a la mujer, mientras que ella debería aceptar sin expresar sus preferencias.
Por más que nos pese, las presiones que determinan lo que se debe se hacer en la cama en materia de sexualidad están todavía muy presentes en varias generaciones (Getty)
Ghedin remarcó que la sexualidad y el deseo necesitan alimentarse: “Las camas argentinas todavía son consideradas como el espacio mágico donde el deseo debe aparecer espontáneamente por el hecho mismo de acostarse y estar juntos. No hay nada de magia, sobre todo después de pasar un tiempo de pareja: hay que acercarse, comunicar, insinuar, sugerir, tocar, para que el deseo se encienda”.
La conexión emocional en la sexualidad
La especialista del Hospital de Clínicas enfatiza la necesidad de adoptar un enfoque de “consentimiento positivo”. Esto implica que ambas partes deben estar de acuerdo con el acto y expresar claramente sus deseos y límites.
El consentimiento no solo es un acto de permiso, sino una comunicación consciente basada en el reconocimiento y respeto de los propios deseos y los de la pareja.
Sin embargo, muchos enfrentan dificultades al intentar expresar sus deseos. Valente sugiere reinterpretar la palabra “consentir” como “sentir con”, lo que implica una conexión emocional con uno mismo y con la pareja. Ignorar nuestras propias emociones puede resultar en una experiencia sexual disociada, donde uno de los participantes se siente excluido.
En el Día Mundial de la Salud Sexual, desde el Hospital de Clínicas brindan 5 recomendaciones para una vida sexual en plenitud:
1. Autoexploración. Es fundamental descubrir lo que nos gusta y lo que podríamos querer experimentar.
2. Comunicación. Expresar al otro nuestros deseos de manera clara y sin miedos es esencial para una sexualidad plena.
3. Vivir el presente sin presiones por alcanzar el clímax. Es vital disfrutar de cada instante de la previa y del encuentro sexual sin centrarse únicamente en el orgasmo o en las expectativas.
4. Apertura hacia nuevas experiencias. Estar dispuestos a probar nuevas experiencias, siempre con la seguridad de poder establecer límites cuando sea necesario.
5. Autoconocimiento y respeto. Conocernos a nosotros mismos, respetar nuestros límites y permitirnos jugar y experimentar es fundamental para ampliar el horizonte a nuevas experiencias sexuales.
Cuidar la salud sexual
Las infecciones de transmisión sexual (ITS) son infecciones frente a las que cualquier persona puede estar expuesta y pueden prevenirse usando preservativo (Getty)
Las enfermedades de trasmisión sexual, o infecciones de trasmisión sexual (ITS), generalmente se adquieren por contacto sexual. Las bacterias, los virus o los parásitos que causan las enfermedades de trasmisión sexual pueden transmitirse de una persona a otra por la sangre, el semen o los fluidos vaginales y otros fluidos corporales.
El Ministerio de Salud de la Nación indica que las infecciones de transmisión sexual son infecciones frente a las que cualquier persona puede estar expuesta. “Es importante saber que no generan inmunidad una vez contraídas, por lo cual una persona puede adquirir reiteradas veces una misma infección y que pueden prevenirse usando preservativo. Todas tienen tratamiento”.
El disfrute sexual debe ser practicado con responsabilidad frente a las posibles enfermedades y riesgos que conlleva el encuentro íntimo. “Los problemas relacionados con la salud sexual son de amplio alcance y abarcan la orientación sexual y la identidad de género, la expresión sexual, las relaciones y el placer”, advierte la OMS.
Según la agencia sanitaria internacional, los problemas de salud y sociales relacionados con la sexualidad que merecen atención son:
– Infecciones con el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH), infecciones de transmisión sexual (ITS) y del aparato reproductor, así como sus consecuencias adversas (por ejemplo, cáncer e infertilidad)
– Embarazos no deseados y abortos
– Disfunción sexual
– Violencia sexual y/o prácticas nocivas (entre ellas la mutilación genital femenina que sigue ocurriendo en varios países del mundo)