Un nuevo estudio realizado por la Universidad de Arizona ha descubierto que las partículas diminutas de plástico de menos de 5 mm de ancho (microplásticos) y las que tienen un tamaño de una quincuagésima parte del ancho de un cabello humano (nanoplásticos) pueden ingresar y depositarse en nuestros tejidos.
Según investigaciones anteriores, estas partículas pueden ser ingeridas por humanos y animales, por ejemplo, a través del agua potable, y pasar a través del tracto gastrointestinal. Sin embargo, este último trabajo es el primero en mostrar que también pueden acumularse dentro de los órganos humanos, incluidos los riñones, el hígado y los pulmones.
El estudio completo, que será presentado en la Reunión y Exposición Virtual Otoño 2020 de la Sociedad Química de EE.UU. (ACS, por sus siglas en inglés), no especifica el impacto que esta acumulación de residuos puede tener en nuestra salud, pero señala que otros trabajos han vinculado la contaminación por microplásticos con la inflamación, la infertilidad y el cáncer en animales. “En este punto, no sabemos si este plástico es solo una molestia o representa un peligro para la salud humana”, dijo uno de los autores del estudio, Charles Rolsky.
El equipo elaboró un método para extraer plásticos de los tejidos, que luego fueron analizados con espectrometría μ-Raman para identificar los diferentes materiales, entre los que se hallaron policarbonato, polietileno y tereftalato de polietileno.
Tras analizar 47 muestras, los científicos descubrieron que la contaminación plástica estaba presente en todas las muestras de tejido que analizaron, incluido el bisfenol A (BPA), un material que todavía se usa para fabricar diversos tipos de recipientes de alimentos pese a generar preocupaciones sobre su seguridad.
“Nunca queremos ser alarmistas, pero es preocupante que estos materiales no biodegradables que están presentes en todas partes puedan ingresar y acumularse en los tejidos humanos”, dijo otro de los autores del estudio, el ingeniero ambiental Varun Kelkar.