Puerto Príncipe.– Haití atraviesa uno de los momentos más críticos de su historia reciente. La violencia desatada por bandas armadas ha forzado el cierre de dos hospitales de Médicos Sin Fronteras (MSF) en la capital y ha dejado un saldo de al menos 75 muertos en los últimos días. La Cruz Roja Internacional advierte que la vida en el país se vuelve “cada vez más precaria”.
La organización MSF anunció este martes la suspensión de sus centros de urgencias en Turgeau y de traumatología en Carrefour, tras múltiples ataques que pusieron en riesgo a su personal. “Cuatro de nuestros vehículos fueron atacados. Tres recibieron 15 impactos de bala. Afortunadamente no hubo heridos graves, pero el mensaje es claro: somos blanco directo”, declaró Gabriel Mayorga, jefe de Asuntos Humanitarios de MSF en Haití.
Estos cierres agravan aún más la situación sanitaria del país, cuyo sistema de salud público está prácticamente inoperante. “El sector público de salud no cuenta con los recursos ni la capacidad para responder. Esperamos garantías mínimas para poder continuar con nuestra labor”, añadió Mayorga.
Los enfrentamientos armados han dejado una secuela de horror: más de 5.600 muertos desde enero de 2024, un millón de desplazados y un aumento exponencial en casos de violencia sexual. Las zonas de Mirebalais y Saut d’Eau han sido especialmente golpeadas por los choques entre las pandillas.
Las pandillas, que controlan más del 80% de Puerto Príncipe, han aprovechado el vacío de poder desde el asesinato del presidente Jovenel Moïse en 2021. Las fuerzas de seguridad, superadas en número y capacidad, han cedido el control de zonas enteras. “El trabajo no es fácil, pero no nos rendiremos”, dijo el director policial Délin Boyer.
La Cruz Roja denunció que los servicios básicos están paralizados. “Las escuelas han cerrado, el agua escasea y el acceso a alimentos es casi imposible. El sistema de salud ha colapsado”, expresó Marisela Silva Chau, jefa del CICR en Haití. La organización detalló que más de 200 escuelas han sido destruidas o están ocupadas por familias desplazadas.
Los hospitales están siendo blanco de los ataques. El Hospital Universitario Estatal de Haití fue agredido antes de su reapertura. Incluso conseguir agua potable es ahora una actividad de alto riesgo. “Las personas arriesgan su vida buscando agua en zonas controladas por pandillas”, advirtió el CICR.
El periodismo también ha sido víctima del caos. Reporteros Sin Fronteras documenta amenazas, asesinatos y exilios forzados. “Desde 2021, los periodistas están atrapados entre el terror de las pandillas y el abandono del Estado”, denunció la organización. Quince comunicadores han sido asesinados en los últimos años.
El trauma infantil es otra preocupación alarmante. La ONU registró un aumento del 1,000% en los casos de violencia sexual contra menores solo en enero de 2025. “Las consecuencias de esta violencia para las futuras generaciones son incalculables”, denuncian expertos en derechos humanos.
MSF continuará operando en otras regiones del país, pero su labor se verá reducida. “No podemos continuar en zonas donde nuestra integridad está en juego. Las agresiones han escalado a niveles intolerables”, afirmaron en su comunicado.
Las organizaciones humanitarias reclaman a la comunidad internacional una intervención urgente. “Haití no puede solo”, insistió Silva Chau. Las voces en la región piden la activación de corredores humanitarios y una fuerza de seguridad internacional que permita restablecer el orden.
Mientras tanto, los haitianos siguen atrapados en un ciclo de violencia, pobreza extrema y desesperanza. La ayuda se vuelve cada vez más difícil de distribuir, y las necesidades se multiplican por minuto.
“Cada día que pasa sin respuestas concretas es una condena silenciosa para miles de inocentes”, concluyó el CICR. Con información de elpais.com
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