Las Vegas, EE. UU. – La noche del 13 de septiembre en el Allegiant Stadium fue histórica para el boxeo mundial. El mexicano Saúl “Canelo” Álvarez buscaba defender su reinado como campeón indiscutible de los supermedianos, pero terminó cediendo sus cinturones ante Terence Crawford, en un combate que reunió a miles de fanáticos y una constelación de celebridades.
La pelea, que coincidió con las festividades patrias mexicanas, formaba parte del acuerdo de Canelo con Riyadh Season, un contrato de cuatro enfrentamientos que garantizaba bolsas astronómicas para el púgil jalisciense.
Álvarez hizo su entrada al cuadrilátero con un atuendo de lujo: un poncho con capucha y shorts de terciopelo negro con bordes en verde, blanco y rojo, adornados con cristales y flecos dorados. Sus botas, igualmente personalizadas, completaron un conjunto diseñado por la exclusiva firma AMIRI.
Más allá de la derrota, el boxeador mexicano consolidó una nueva cifra récord en su carrera. Según estimaciones de ESPN, Canelo habría asegurado una bolsa base cercana a los 100 millones de dólares, que podría ascender hasta 150 millones con los bonos de patrocinadores, transmisiones y premios adicionales.
Por su parte, Crawford, en condición de retador, también se benefició de un pago multimillonario. Su ingreso garantizado, sumado a incentivos contractuales, se calcula en alrededor de 50 millones de dólares, cifra que lo posiciona entre los atletas mejor pagados del boxeo actual.
El estadounidense, tras su victoria, recibió un reconocimiento inusual: un anillo conmemorativo estilo Super Bowl, entregado por los organizadores como símbolo de su hazaña histórica al destronar al campeón absoluto de los supermedianos.
El contraste entre triunfo y derrota no eclipsó el magnetismo de Álvarez en la taquilla. Su capacidad de convocatoria en Las Vegas reafirmó por qué sigue siendo uno de los boxeadores más rentables y mediáticos de la era moderna.
Expertos señalan que, aunque perdió los cinturones, Canelo conserva una posición privilegiada en el negocio del boxeo. Su alianza con los promotores de Riyadh Season asegura que siga siendo protagonista de los eventos más lucrativos del calendario.
La pelea también consolidó a Crawford como una figura capaz de trascender divisiones. Su ascenso a los supermedianos y la conquista del campeonato absoluto confirman su estatus de pound for pound y lo proyectan como un referente histórico del deporte.
Entre los asistentes al Allegiant Stadium se encontraban celebridades del deporte, la música y el cine, lo que convirtió la velada en un espectáculo global, más allá de lo puramente deportivo.
Analistas deportivos destacan que esta pelea reconfigura el panorama del boxeo de élite, abriendo interrogantes sobre una posible revancha o la incursión de Canelo en nuevas categorías de peso para recuperar protagonismo.
El público mexicano, aunque dolido por la derrota, celebró el coraje y la entrega de su ídolo, que una vez más llevó la bandera nacional al máximo escenario internacional.
Canelo, fiel a su estilo, declaró tras el combate que volverá “más fuerte que nunca” y que esta derrota será solo un capítulo más en su extensa y brillante carrera.
El mundo del boxeo ya mira hacia adelante, consciente de que, gane o pierda, Canelo Álvarez sigue siendo garantía de espectáculo y negocio millonario.