Bartolo García
LAS VEGAS – La leyenda del boxeo Manny Pacquiao volvió al cuadrilátero este fin de semana con la ilusión de convertirse en el campeón de peso welter más longevo de la historia. A sus 46 años y luego de cuatro años retirado, el filipino se enfrentó al actual monarca del Consejo Mundial de Boxeo (CMB), Mario Barrios, en una pelea vibrante que terminó en un polémico empate mayoritario.
El combate se celebró en el icónico MGM Grand Garden Arena, el mismo escenario donde Pacquiao dio el primer gran paso de su carrera en EE. UU. al vencer a Lehlo Ledwaba en 2001. Esta vez, sin embargo, el final fue diferente: sin cinturón, pero con una ovación del público por su entrega.
Desde el primer asalto, Pacquiao salió decidido a imponer su estilo agresivo. Sus combinaciones con la zurda y su velocidad, aún vigente, pusieron en aprietos a Barrios, quien apostó a la defensa y al uso del jab para frenar el ímpetu del filipino.
El sexto asalto marcó uno de los momentos más intensos de la noche, cuando Pacquiao conectó varias combinaciones limpias que desataron la algarabía del público. Sin embargo, el desgaste comenzó a hacerse evidente en los episodios siguientes.
Barrios, con 30 años y una trayectoria marcada por enfrentamientos ante figuras como Gervonta Davis y Keith Thurman, supo mantener la distancia en los asaltos intermedios, aprovechando el descenso en la movilidad del filipino. Su estrategia fue cautelosa, pero efectiva.
Aunque los jueces vieron la pelea como un empate mayoritario, muchos en la arena y en redes sociales consideraron que Pacquiao hizo lo suficiente para llevarse la victoria. El filipino, por su parte, no dudó en expresar su inconformidad: “Pienso que gané. Quiero una revancha”, dijo tras el combate.
Barrios (29-2-2, 18 KOs) también se mostró dispuesto a un segundo enfrentamiento. A pesar de no lucir dominante, logró mantenerse en pie frente a uno de los boxeadores más legendarios de todos los tiempos, lo que refuerza su credibilidad como campeón.
Pacquiao, quien fue inducido recientemente al Salón de la Fama Internacional del Boxeo, sigue rompiendo esquemas. Es el único boxeador en la historia en ganar títulos mundiales en ocho divisiones diferentes y, pese a su edad, demostró que aún tiene gasolina en el tanque.
El regreso del filipino fue posible gracias a una regla del CMB que permite a excampeones solicitar peleas por el título al volver del retiro. En este caso, fue él quien escogió a Barrios como rival, buscando una pelea competitiva y de alto perfil.
Durante los últimos rounds, el desgaste físico de Pacquiao fue evidente. Aunque no bajó la guardia, sus golpes perdieron potencia y precisión, lo que permitió a Barrios recuperar terreno y sumar puntos importantes en las tarjetas.
Más allá del resultado, el espectáculo fue digno de una gran noche de boxeo. La nostalgia de ver a Pacquiao en acción, sumada al esfuerzo de ambos peleadores, mantuvo al público de pie durante gran parte del combate.
La posibilidad de una revancha está sobre la mesa y podría darse a finales de este año, según fuentes cercanas a los equipos. Pacquiao ha dejado claro que no piensa retirarse definitivamente sin una segunda oportunidad.
Con esta pelea, Manny Pacquiao reafirma su legado no solo como un campeón, sino como un guerrero del ring dispuesto a seguir desafiando el paso del tiempo y las estadísticas. La historia aún podría darle una última corona.
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