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Recibir más dinero no aumenta automáticamente la calidad de vida. Saber lo que nos hace sentir que nuestra vida es vida es lo que realmente importa

Diego A. Sosa

Altice

En estos días observé a una señora en el supermercado. Andaba con su esposo y dos hijos (lo deduje porque le decían mami). El padre se acercó con una buena botella de vino y los hijos con una caja de cereales. Ella miró al esposo con felicidad, supongo que algo bueno abordó su mente. El señor les dijo a los niños que cambiaran el cereal, que esa marca era cara. Una breve discusión y lloros fueron las secuelas.

Todos se enojaron; reproches, aplicación de autoridad y sollozos reprimidos convirtieron el paseo en una visita a la casa del terror… sin el final feliz por haber pasado los sustos. ¿Valía la pena el momento por el ahorro en el cereal? Me dirá que a los muchachos no se les puede complacer en todo etc. Ese es otro tema… la razón de la actuación la tiene que encontrar en el comportamiento pasado y el ejemplo otorgado, en otro momento podemos profundizar en el tema.

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La calidad de vida sube cuando nuestras emociones se mantienen más tiempo, son del tipo que nos gustan y más frecuentes. Por ejemplo: más momentos felices y menos enojados; más amor y menos ira; más sorpresas positivas y menos miedos. Para eso debemos tomar el control de varias áreas:

• Nuestras relaciones: Construir relaciones más asertivas nos ayuda a estar más felices con más frecuencia.
• Nuestro tiempo: Desperdiciarlo lleva a que no tengamos ese preciado recurso para pasar momentos en lo que nos otorga vida.
• Nuestro dinero: No es ganar más, es gastar mejor, para aplicarlo a lo que en realidad aumenta de forma constante nuestra felicidad.
• Nuestro hotel: Así le llamo al cuerpo, es el lugar donde pasaremos el resto de nuestra vida. Hay que cuidarlo y mimarlo.
• Nuestras emociones: No podremos controlarlas, como generalmente se pretende, pero debemos conocer lo que nos quieren decir, saber para qué evento nos preparan y entonces podremos accionar y no reaccionar. Y si llegamos a reaccionar, conseguiremos detenernos para no cargar por mucho tiempo una emoción improductiva.

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Estas cinco áreas deben estar en equilibrio y crecer acompasadamente, como enseño en mi libro ¡Tú Eres la Estrella!
¿Te atreves a medir cómo estás y decidir cuáles desarrollar con prioridad?

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