Un antiguo dilema de la humanidad que vale la pena tener claro cuando surjan dudas
Que no te engañen: la responsabilidad de que existan hambrunas en algunos lugares del planeta no es tuya por tirar unos cuantos yogures caducados de vez en cuando. Hay factores macroeconómicos más potentes y relevantes en este asunto que tu frivolidad a la hora de comprar comida y malgastarla. Factores que operan a un nivel muy por encima de tu campo de acción. Pero eso no significa que esté bien. Es una pequeña parte del problema. Una que en muchas ocasiones tiene solución porque, como explican desde Vitónica, portal de información sobre alimentación y deporte, podemos seguir comiendo ciertos alimentos aún caducados.
Espera, no. En realidad necesitamos realizar una distinción muy importante. Porque no todas las fechas que aparecen en los productos alimenticios refieren a lo mismo. Tal y como aseguran desde Vitónica, “la fecha de caducidad y la fecha de consumo preferente son dos cosas distintas”. En este sentido, con las fechas de caducidad no hay margen de acción alguno: “Cuando lo que la etiqueta nos está indicando es la fecha de caducidad, debemos tener claro que esa es la fecha en la que el alimento ya no es apto para el consumo y tendremos que desecharlo si no lo hemos consumido”.
De lo contrario arriesgaríamos nuestra salud. Esto no ocurre con la fecha de consumo preferente. Como su propio nombre indica refiere a preferencia. “El producto mantiene sus propiedades intactas hasta la fecha indicada y a partir de ahí empieza a perderlas”. Y sí, podemos seguir consumiéndolo unos días después de alcanzada esa fecha, pero puede que la textura o el sabor no sean los óptimos. Además, y como subrayan desde Vitónica, debemos tener muy presente que nos podemos pasar unos días, no unas semanas. Nunca, bajo ningún concepto, ni aún en el mayor atracón del mundo, deberíamos comerte unos yogures caducados hace unas cuantas semanas. Ojito con fliparnos.
¿Pero qué alimentos en concreto podemos tomarnos unos días después de la fecha de consumo preferente? Pues hay varios. Como los yogures. “Esto se debe a que, concretamente los yogures naturales, sus fermentos activos aumentan su acidez y evitan que se generen microorganismos”, explican desde este medio. Como es obvio, esa acidez irá modificando el sabor, pero ahí ya es una cuestión de paladar y hambre, no de salud. Eso mismo pasa con las legumbres y los frutos secos. Siempre que los hayamos almacenado en un entornos seco podremos consumirlos con unos días de prórroga. Ah, y con el arroz y la pasta igual.
También los alimentos en conserva dado que se encuentran hermetizados y los microorganismos no tienen acceso al interior para contaminarlos. Por el contrario, hay productos que no deberíamos comer nunca una vez alcanzada la fecha indicada de consumo. Desde Vitónica señalan dos grandes grupos. Por un lado, leche, la cual “consumirla después de la fecha de caducidad es peligroso”. Por otro lado, la carne y el pescado. ¡Tampoco el queso fresco! “La posibilidad de que incluso refrigerados creen microorganismos es muy alta”. De todas formas, con un poco de planificación podemos ahorrarnos las matemáticas de la caducidad. codigonuevo.com