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El cantante, que se prepara para comenzar una gira internacional con su álbum Hecho en México, recordó al gran Vicente Fernández y habló con Teleshow de lo feliz que se siente con su doble abuelazgo

Altice

Por Nancy Duré

infobae.com

Alejandro Fernández está viviendo un excelente momento personal y profesional. Padre de cinco hijos, Alex y las mellizas Camila y América, fruto de su matrimonio con América Guinart, y de Emiliano y Valentina, de su relación Ximena Díaz, el cantante se convirtió en abuelo de Cayetana y Mía que llegaron a su vida para llenarla de amor y felicidad. Por otra parte, sigue en pareja con Karla Laveaga. Y, tras haber vuelto a los escenarios luego del impasse obligado por la pandemia del coronavirus, se prepara para retomar la gira de Hecho en México que lo llevará a recorrer gran parte de América y España. Sin embargo, en una charla íntima con Teleshow, El Potrillo no pude evitar las lágrimas al recordar a su padre, el legendario Vicente Fernández, quien falleció hace exactamente un año, el 12 de diciembre de 2021.

—¿Cómo se prepara para este tour?

Alejandro Fernandez a un ano de la muerte de su padre1
Alejandro junto a su novia, Karla (Instagram)

—Feliz. Afortunadamente, regresamos a los shows. Tuvimos un medio año muy bueno, con mucha actividad gracias a Dios. Y coincidimos en que para este 2023 debíamos retomar todo lo que habíamos tenido en pausa en el 2020. Así que vamos a presentarnos en Sudamérica, Centroamérica, México, Estados Unidos y España, empezando por Chile que era un lugar al que hacía unos ochos años que no volvía, al igual que a la Argentina. Y estoy muy emocionado de poder regresar con este nuevo material. El 2 de marzo vamos a presentarnos por primera vez en el Quality Estadio de Córdoba y, el 4 de marzo, en Buenos Aires en el Movistar Arena.

—En todo este tiempo su música siguió sonando en las radios, solo faltaba su presencia…

—Cada vez que voy a Argentina es un muy buen pretexto para poderme quedar unos días. Alguna vez me quedé como dos meses descansando y fue riquísimo. Me gusta mucho, además de trabajar y cantar, pasar algún tiempo allí.

—¿Lo va a estar acompañando alguien de su familia?

—Cada vez que voy a Argentina es un muy buen pretexto para poderme quedar unos días. Alguna vez me quedé como dos meses descansando y fue riquísimo. Me gusta mucho, además de trabajar y cantar, pasar algún tiempo allí.

—¿Lo va a estar acompañando alguien de su familia?

—Pues puede ser. No acostumbro viajar con mi familia. Pero, cuando se da la oportunidad y mis hijos no están trabajando o no están en la escuela, les encanta irme a ver a cualquier presentación. Así que me encantaría llevarlos a Argentina para que conozcan y poder pasar allí algunos días con ellos. No sé si será posible. Aunque, sin duda alguna, me estará acompañando alguien muy cercano.

—¿Su pareja?

—Yo creo que si se puede y no tiene trabajo, irá conmigo.

—Usted tiene un vínculo muy estrecho con todos sus hijos, pero dos de ellos se han dedicado a la música siguiendo la línea familiar: Alex y Camila.

—Así es. Camila empezó primero, después Alex. Y los dos ahí van, picando piedra. Están haciendo su trabajito. Y van abriendo camino por su propia cuenta. Creo que va a ser un camino rudo, difícil, áspero, con obstáculos. Pero ellos lo sabían, aceptaron el reto y decidieron ir por allí. Así es que confío mucho en ellos. Tienen mucha capacidad artística. Son muy inteligentes, son muy buenos niños. Tienen un talento impresionante. Yo solo le pido a Dios que los lleve de la mano igual que hizo conmigo. Y que los lleve por el buen camino del éxito.

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—Los dos lo han hecho abuelo muy joven…

—Sí, muy joven. Peor hay que repetirlo: ¡muy joven! (se ríe)

—¡Demasiado joven! Pero se lo nota disfrutando mucho de tus dos nietas: Cayetana y Mía. ¿Cómo vive esta etapa?

—Increíble. Yo fui papá muy joven, tuve a mis hijos a los 21. Y súmale a esto que ellos se casaron también a los 21. O sea que a los 50 años ya me habían hecho abuelo. Y por ahí, tenía como el antojo de tener un piloncito como al final. Pero ya es como que llenaron el hueco mis nietos y se me quitó el brete de tener un bebecito. Además, es una flojera volver a lo mismo… ¡Qué maravilla tener nietos! Ya no más los traes, los mal educas, haces todo lo que quieres con ellos. Y, cuando empiezan a llorar, dices: “Toma, ahí está tu criatura. Llévatela”.

—Es que es exactamente así: los padres están para criarlos y los abuelos para malcriarlos…

—Para malcriarlos, justo. Esa es nuestra función.

El Potrillo besando a su nieta Mía, hija de Alex (Instagram)El Potrillo besando a su nieta Mía, hija de Alex (Instagram)

El cantante junto a su nieta Cayetana, hija de Camila (Instagram)El cantante junto a su nieta Cayetana, hija de Camila (Instagram)

—¿Aprovecha esos momentos?

—¡Muchísimo! Son los momentos más lindos. Siempre, cuando trato de reconectar y enchufarme a la batería, es en mi casa y con mi familia. Y ahora pues más con mis nietas que me dan una pila impresionante.

—Muchas veces pasa que, por estar abocado a la carrera, a los hijos no se les puede dedicar la misma calidad o cantidad de tiempo…

—Es difícil. Esta, particularmente, es una carrera que te quita mucho tiempo. Y mucho tiempo de calidad de familia. También depende de cómo te acostumbraron a trabajar. A mí, mi padre me acostumbró a trabajar como burro. O sea, a no parar ni siquiera para voltear atrás. Era estar siempre pensando en sobresalir, en ser el número uno, en tratar de estar siempre cuidando tu trabajo y lo que has hecho. Cuidar tu trayectoria, para que nadie te la pisotee. Y seguir preparándote, evolucionar… Entonces, en ese camino hay muchas cosas por hacer. Pero a mí, estar con mis hijos me llena de…no sé. Me reconecta con todo. Y se me olvidan todos los problemas, literalmente.

—Es que ahí está el sentido de la vida: en los afectos.

—Claro. Y a mí me sirvió muchísimo la pandemia, ahora que estuvimos encerrados. Te digo que a veces no me daba chance ni siquiera para voltear para atrás. Y, ahora que tuvimos esta pausa, hasta me sirvió. Dije: ‘Tal vez, hasta es necesario de repente’. Yo llevaba treinta y cinco años trabajando sin parar. No me había dado cuenta hasta que pasó esto. Entonces, ahora lo estoy viendo y digo: ‘Bueno, entonces fue algo positivo que yo viví, que me sirvió muchísimo’. De hecho, me sirvió con mi familia, con mis hijos. Y sirve también para hacer introspectiva, para ver qué estás haciendo bien, para acomodar tu vida, tu carrera. ¡Todo! A mí me dio tiempo hasta de poder explorar en otros aspectos.

—¿Por ejemplo?

—Había algo que yo tenía muy guardado y nunca me dio tiempo de poder hacer. Yo estudié arquitectura y me encantaba. Y, en este espacio que tuve en este año y medio de pandemia, me dediqué muchísimo a sacar todos mis proyectos inmobiliarios. Y me está yendo espectacular. Entonces, no es que me haya ido muy bien, no es que la pandemia nos cayó bien… Pero, en lo personal, me abrió el panorama de la vida de una manera impresionante. Sobre todo, el saber que sí se puede tener esas pausas y que sirven para poder revalorar, para reorganizarte y para encausarte bien por el camino en el que ibas o el que pretendías llevar.

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Vicente Fernández acompañando a su hijo en una presentación (Instagram)Vicente Fernández acompañando a su hijo en una presentación (Instagram)

—Recién mencionaba a su papá y se cumple un año de su partida, que coincide además con las fiestas de fin de año y son fechas muy especiales. ¿Cómo lo recuerda y cómo lleva este momento?

—Bien, yo creo que te acostumbras. No lo vas a sobrepasar, yo creo que es algo con lo que te acostumbras a vivir. En un principio, pues lo que pasa es que extrañas a la persona, extrañas físicamente a esa persona…Te das cuenta de que no lo vas a volver a ver, que no va a estar en tu vida nunca más. Y, de repente, pues es fuerte tener que aceptar que ya no va a estar una persona tan importante en tu vida. Pero al final, me di cuenta de que, conforme fue pasando el tiempo, todo es como un sube y baja, como una montaña rusa de sentimientos, en los que hay veces en las que sientes que ya lo superaste y luego te llegan unos recuerdos que te dan unos bajones…

—Entiendo.

—Y, pues es difícil. Pero te digo que con el paso del tiempo te das cuenta que, pues llegas a superar la muerte y te quedan solamente las cosas bonitas. ¿No? Te quedan, solamente, los recuerdos increíbles, su trayectoria, los momentos personales…O sea lo que vivimos de padre e hijo, que pues es lo más difícil. Porque, bien o mal, se que se fue un gran artista y un gran cantante para México y muchos lugares que lo idolatraban como en Colombia, Venezuela, Centroamérica. Muchos lugares…Chile. México no se diga. En Estados Unidos. En España. Que se fue, pero ahí va a estar siempre. Siempre va a tener su lugar en el corazón de todos.

—El recuerdo va a continuar, al igual que su música y su legado. Pero para usted, más allá del artista, era su papá y el abuelo de sus hijos…

—Exacto. Y también, hubo muchos momentos, muchas cosas que pasaron que él no pudo ver… Por ejemplo, el nacimiento de Mía, pues la boda de Alex, la boda de Camila…Hubo muchas cosas que ya, desgraciadamente, cuando las estábamos organizando pensábamos tenerlo. Y, cuando no estuvo, hizo mucha falta.

—Pero llegaron estas nuevas criaturitas a sumar su amor a la familia y ahora hay que apuntar ahí. ¿Verdad?

—Claro que sí. Ahí estamos superando esto. Lo más importante es que me dejó una gran herencia mi padre, que es lo musical. Entonces, lo que estamos haciendo ahorita es dedicarnos a mi trabajo, enfocarnos a la música. Me estoy preparando para sacar mi disco nuevo, estar con mi familia y disfrutar mucho a mis nietas, a mis chiquitas.

Alejandro Fernández homenajeando a su padre en un show (Instagram)Alejandro Fernández homenajeando a su padre en un show (Instagram)

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