Tuto Tavárez
SANTIAGO.-El miércoles a las 11:00 de la noche las Águilas Cibaeñas derrotan a las Estrellas Orientales 7-6, en un partido cargado de emociones.
Entre celebraciones, bañarse y ponerse la ropa, pasa otra hora, es decir, son las 12:00 de la medianoche cuando abordar el autobús.
Salen desde San Pedro de Macorís, son 234.6 kilómetros, que se calculan tomarán 3 horas y 29 minutos.
Pero, hay que hacer un alto en el camino para cenar y recuperar energía, por lo que hay que sumar otra hora.
Despuntaba el alba y los jugadores de las Águilas Cibaeñas, el cuerpo técnico y apoyo están en la autopista.
La llegada al hogar, fue como dice el refrán, entrar por una vuelta y salir por la otra, ya que a más tardar a las 11:00 de la mañana hay que tomar carrera.
El destino es llegar al estadio Quisqueya, Juan Marichal, para una doble cartelera y hay que vestirse, estrecharse y entrenar.
El primero de los dos juegos es a las 3:00 de la tarde y el segundo a las 7:15 de la noche.
Ese periplo desde que se terminó el juego del miércoles en el estadio Tetelo Vargas, con muy pocas horas de diferencia.
Cuando termine el segundo juego, el mismo periplo le espera para regresar a Santiago, cuando el sol se esté asomando.
Ya cerca del mediodía deben enfilar los cañones hacia el estadio Cibao, porque el juego de este sábado es a las 5:00 de la tarde.
No tiene lógica o no se pensó, poner a jugar un equipo de la región del Cibao en el Este del país, para temprano estar en la capital para una doble cartelera.
Muchas veces, esas son las razones por la que jugadores de Grandes Ligas, huyen a jugar en el béisbol de República Dominicana, por eso y porque son humanos.