Más de 64,1 millones de votantes están llamados a las urnas este domingo para elegir al presidente de la nación y renovar los 600 escaños del Parlamento
Los centros de votación han abierto la mañana de este domingo en Turquía, donde más de 64,1 millones de turcos están llamados a las urnas para elegir a su nuevo presidente y renovar los 600 escaños en la Gran Asamblea Nacional (Parlamento). Los colegios cerrarán a las 17:00 (hora local).
El presidente de la Junta Electoral Suprema (YSK, en turco), Ahmet Yener, anunció que más de 4,9 millones de personas ejercerán su derecho a voto por primera vez, recoge el diario Sabah.
Paralelamente, la votación en el extranjero concluyó parcialmente el 9 de mayo, con más de 1,76 millones de votos de ciudadanos turcos que acudieron a las 73 mesas electorales instaladas en las misiones diplomáticas de Ankara repartidas por todo el mundo, lo que sitúa la participación en el 53 %. Quienes aún no han votado en el extranjero pueden hacerlo hasta las 17:00 horas de esta jornada en los puestos aduaneros.
Las autoridades electorales dijeron haber tomado las medidas necesarias para garantizar la seguridad del proceso electoral frente a posibles ataques cibernéticos o cortes de electricidad, detalla la agencia Anadolu. “El 14 de mayo es la fiesta de la democracia. Recomendamos a todos los ciudadanos con derecho a voto que acudan a las urnas con seguridad y depositen su voto”, declaró Yener, citado por el canal TRT Haber.
Asimismo, señaló que las zonas meridionales afectadas por el devastador terremoto del pasado febrero están preparadas para la jornada electoral. “Se han tomado todas las medidas para garantizar que los votantes puedan votar con seguridad”, dijo el jefe del YSK, precisando que en el registro electoral en estas áreas figuran unos 8,9 millones de electores.
¿Qué candidatos aspiran a la Presidencia?
Si estos comicios turcos acaparan la atención mundial, se debe a la posibilidad de que el actual presidente, Recep Tayyip Erdogan, pueda perder por un estrecho margen, como vaticina la mayoría de las encuestas. El mandatario se postula de nuevo a la presidencia por la coalición gobernante Alianza Popular, en la que se integra su Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP).
Su principal rival en las urnas es Kemal Kilicdaroglu, un veterano político de centro-izquierda que se presenta a las elecciones por el histórico Partido Republicano del Pueblo (CHP), fundado por el primer presidente de la república, Mustafa Kemal Ataturk, y que concurre a las urnas como candidato de la coalición Alianza de la Nación.
El pasado jueves, el candidato de centro-izquierda Muharrem Ince, del partido Memleket, anunció que se retiraba de la carrera electoral. El político, que en 2018 perdió ante Erdogan como candidato del CHP, denunció ser víctima de una campaña que pretende difamar su persona.
Pese a la retirada de Ince, el órgano electoral supremo dictaminó que se contarán como válidos los votos a favor de este candidato, cuyo nombre sigue figurando en la papeleta electoral.
El último aspirante es Sinan Ogan (derecha), que se postula por la Alianza ATA y es el único con raíces extranjeras, dado que proviene de una familia turco azerbaiyana.
Para salir ganador en primera vuelta, uno de los candidatos deberá obtener el 50 % de los votos más uno. Si ninguno logra hacerlo, habrá una segunda vuelta, prevista para el 28 de mayo.
Elegir entre dos polos
A lo largo de la campaña Erdogan arremetió duramente contra Kilicdaroglu por su propuesta política, que considera demasiado pro-occidental, al tiempo que sostiene que su rival es apoyado por fuerzas que su Gobierno considera terroristas: el Partido de los Trabajadores de Kurdistán (PKK) y el movimiento de Gulen (FETO), dirigido por el clérigo Fethullah Gulen, señalado por el Gobierno como instigador del fallido golpe de Estado de 2016.
Por su parte, el principal candidato opositor, que se presenta como demócrata, acusa a Erdogan de dirigir el país con métodos autoritarios. Kilicdaroglu centró su campaña en la promesa de “reconstruir la democracia”, erradicar la corrupción, atraer inversiones multimillonarias desde el extranjero y devolver al país a “un sistema parlamentario fuerte”.
Acusaciones de injerencia
Durante la campaña electoral, se alzaron voces del círculo de Erdogan que denunciaron una presunta injerencia de EE.UU. en el proceso electoral turco. Así, el ministro del Interior, Suleyman Soylu, culpó a Washington de interferir en las elecciones “desde el principio” y denunció que la Casa Blanca quiere deshacerse de Erdogan vía electoral tras no poder hacerlo durante el golpe de 2016.
Mientras, Kilicdaroglu, acusó esta semana a Rusia de estar detrás de presuntas conspiraciones para difundir falsedades sobre su persona, interfiriendo así en el proceso electoral. El político, que promete en su programa electoral construir unas relaciones con Moscú sobre la base de un diálogo de igual a igual, instó a los “queridos amigos rusos” a mantener sus manos “alejadas del Estado turco”.
“Occidente no puede decidirlo”
Por otra parte, a medida de que se acercaba la jornada electoral, cada vez más medios occidentales comenzaron a publicar artículos en los que incluso hablaban directamente de que la era de Erdogan debe tocar a su fin. Un ejemplo de ello apareció en la revista británica The Economist, que en su último número salió con una portada en la que se veían pegatinas con los lemas ‘Salvar la democracia’ o ‘Erdogan debe irse’ en torno a la frase escrita con grandes caracteres: ‘Las elecciones más importantes de 2023’