El mejor Checo, a sus 33 años, compromete a Verstappen. Y llegan más circuitos urbanos, la especialidad de Pérez, que ha logrado 5 de sus 6 victorias entre muros
MARCO CANSECO
Checo Pérez va a más, hasta el punto de que está poniendo contra las cuerdas a todo un Max Verstappen, de quien se pensaba hasta ahora que era imbatible a igualdad de mecánica. El mexicano, a sus 33 años, es un nuevo ejemplo de que la madurez en la Fórmula 1 aporta recursos extra, tanto para leer las carreras como a la hora de aplicar soluciones a ciertos problemas por lo que ya se pasó con anterioridad.
Pérez, con cierta fama de poco aplicado en su trabajo y siempre con ganas de volver a México entre cada gran premio del calendario, algo que le costó en su día la salida de McLaren en 2009, vive ahora su mejor momento y frente al mejor piloto de la actualidad, con permiso de Fernando Alonso y Lewis Hamilton.
Nuestros dos pilotos son geniales y tienen sus puntos fuertes, Sergio en circuitos urbanos y Max en circuitos convencionales.
Ahora, a sus 33 años, parece entrar en su mejor etapa como conductor, sobre todo en los trazados urbanos, en los que es el maestro de la actual parrilla. De sus seis victorias en F1, las cinco últimas se han producido en circuitos flanqueados por muros, donde encuentra su mejor versión; Azerbaiyán 2021 y 2023, Mónaco 22, Singapur 22 y Arabia Saudí 23.
En Bakú este domingo, forzó a Max a rozar los muros y a apretar al máximo para intentar meterse a menos de un segundo de su coche, y así poder tener DRS. Fueron unas 34 vueltas de mano a mano en las que el de Jalisco mantuvo a raya al bicampeón, al que acabó sacando de rueda, para ir ampliando primero a dos segundos su renta y al final a tres. Qué distinto de aquellos tiempos en los que le sacaba un segundo a Alex Albon o a Pierre Gasly en cualquier circuito. Desde que Carlos Sainz le batió en el año de su debut (2015) en las clasificaciones de los sábados en Toro Rosso, Verstappen no había encontrado un compañero digno de ponerle en aprietos.
Miami, próxima parada
Y el jueves estarán rodando en Miami, una carrera en la que Checo juega en casa por la gran presencia de aficionados mexicanos y con una pista también organizada entre bloques de hormigón en los que hay que apurar y tener confianza en la frenada. El RB19 parece ajustarse mucho mejor a su estilo, con la salvedad de Australia, conde un problema en el reparto de frenada el sábado le condenó el resto del fin de semana. De no ser por ese error de Red Bull, del que se han dado hasta tres versiones diferentes, Pérez sería ahora el líder del Mundial 2023.
“Sólo tenemos que resolver los problemas… No podemos tener los problemas como en Melbourne. Con eso estamos en la pelea”, indicaba Checo a sus hombres por radios antes incluso de acabar la prueba.
“Creo que, teniendo tres hijos en casa, no estaría viajando por el mundo si no creyera que puedo ser campeón. Estoy trabajando para eso, hay mucho de lo que puedes hablar fuera del coche, pero es importante cumplir en la pista. El camino es largo y hay que cometer la menor cantidad de errores posibles”, dice sobre sus posibilidades de ganar su primera corona.
Mónaco, al caer
Tras la cita de Miami, la Fórmula 1 vuelve a Europa en Imola 19-21 de mayo y la semana siguiente estará en Mónaco, escenario del triunfo de Checo en 2022 y donde junto a Verstappen, Alonso y los Ferrari, parte como uno de los grandes favoritos. Mayo puede ser un mes muy grande para Pérez si mantiene su actual momento de forma.
“Nuestros dos pilotos son geniales y tienen sus puntos fuertes”, dice Helmut Marko, número 2 de Red Bull, tras la victoria de Bakú. “Sergio en circuitos urbanos y Max en circuitos convencionales”.