A Marge Wardenski, una bisabuela de Nueva Jersey que tiene 7 bisnietos y 6 nietos, le encanta saltar en paracaídas. El 20 de febrero lo hizo por tercera vez, y ya está planificando su próximo salto.
“Este año ella cumple 95 en agosto, pero decidimos adelantar la celebración unos meses, ya que ella me iba a estar visitando en la costa de Oahu, Hawaii, donde vivo”, dijo su nieta Chelsea Rorer al equipo digital de Univision 41.
“Mientras íbamos caminando hacia al avión, le pregunté si estaba nerviosa y me dijo que no, porque este salto es muy divertido y la vida se trata de correr riesgos”, comenta su nieta de 36 años.
Ya en el avión, abuela y nieta se tomaron de las manos y disfrutaron de una panorámica de altura, desde donde pudieron ver la casa de su nieta Chelsea y la playa en donde practica surfing. Después se dijeron que se amaban y dieron el salto de 14,000 pies.
Es la tercera vez que Marge Wardenski salta en paracaídas
Esta no es la primera vez que nieta y abuela se entregan a una actividad llena de adrenalina. “Nos hemos deslizado en Ala delta, hemos hecho saltos en tirolesa (ziplining) y, antes de este salto, ya habíamos hecho paracaidismo juntas”.
Es que esta es la tercera vez que Marge Wardenski se tira de un paracaídas. La primera fue a los 80 años, en Nueva Jersey. “¡Pero me dijo que este es el mejor salto hasta ahora y el más hermoso!”, dice Rorer.
Wardenski asegura que, antes de saltar, no sintió nervios porque el paisaje fue ‘relajador’.
Y confiesa que este es su desquite, por todos los años en los que se le dijo que no podía hacer muchas cosas.
“Cuando era niña quería que mi hermanito me enseñara a manejar bicicleta, pero mis padres no me dejaron. No me dejaban hacer cosas que fueran consideradas de niños”.
En su infancia, revela, fue una niña “muy tímida y relajada”.
Lo más arriesgado que hacía Marge Wardenski antes era bailar
Cuando tenía 16 años, comenzó a ir al Hogar Nacional Polaco todos los fines de semana para bailar y ahí conoció a Walter Wardenski, un veterano de la II Guerra Mundial a quien le encantaba bailar.
Todas las semanas tenían un baile. Se les conocía como ‘los bailadores’. Incluso cuando él necesitó de un andador para caminar, siguieron bailando.
Sin embargo, Wardenski dice que su esposo era sobre protector y que, fuera del baile, no le gustaban las actividades de riesgo porque, tras haber visto cosas terribles en la guerra, él no quería tomar más riesgos en su vida.
En el 2012, al quedar viuda luego de 64 años de matrimonio, la vida de Marge Wardenski dio un vuelco: comenzó a querer hacer todas aquellas cosas que durante 85 años le habían dicho que no podía hacer. “Una de las primeras fue deslizarse en Ala delta… También voló en globo aerostático”, comenta su nieta.
Después vinieron las aventuras en tirolesa y sus tres saltos en paracaídas.
Quiere volver a saltar en paracaídas este año
Pero ahí no para la cosa. Wardenski, que tiene 7 bisnietos, 6 nietos y 4 hijos, ya tiene planes para volver a saltar en paracaídas este año, con sus nietos. Y está hablando con su nieta de deslizarse en Ala delta motorizado.
“También”, agrega la imparable bisabuela, “mi hijo, Walter, realmente quiere que participe en una carrera de botes. Al principio dije que nunca haría eso, pero creo que ahora estoy dispuesta a hacerlo, ya que se ve muy divertido. ¡Mientras esté con mi familia, yo intentaré cualquier cosa!”.
Cuando no está en actividades de alto riesgo, Wardenski lleva una vida más o menos tranquila. Vive en una comunidad para personas retiradas, en Toms River, Nueva Jersey, en donde pertenece a una liga de bochas (bocce ball).
Cómo es Marge Wardenski, la bisabuela paracaidista
“Es divertido”, comenta su nieta, “se autoproclama una floja, algo con lo que no estoy de acuerdo, pero le encanta leer libros, y ver televisión, especialmente shows de juegos como Jeopardy!. Le encanta contestar las preguntas”.
También le gusta llenar crucigramas, jugar Bingo y cocinar para sus seres queridos
“Ella es la matriarca de nuestra familia”, dice Rorer. “La definición de una gran abuela, que nos cuida y cocina cosas ricas, que se asegura de que todos estemos bien y de que sintamos que somos amados. Estoy súper orgullosa de ella, me encanta contarle a todo el mundo su historia. Al escucharla, todos se quedan sorprendidos y me dicen, ¡ojalá fuera mi abuela!”.