Un estudio publicado en la prestigiosa revista Nature advierte del posible aumento del riesgo de cáncer derivado del uso repetido de las lámparas UVA que se utilizan para acelerar el secado del esmalte en algunos tipos de manicura. Analizamos con varios expertos qué medidas se pueden adoptar para reducir los riesgos.
En los últimos años la manicura ha experimentado un auténtico boom, con un auge importante de las modalidades semipermanentes, que tienen una duración mayor, y en cuya aplicación se utilizan máquinas de secado.
La cuestión es que las lámparas que se utilizan para secar los esmaltes de larga duración emiten radiación UVA, “que sabemos que es dañina para la piel”, según coinciden en destacar la especialista en dermatología Lorea Bagazgoitia y el médico y divulgador científico Antelm Pujol.
Esta radiación, recalca la doctora Bagazgoitia, no solo es capaz de envejecer en profundidad el tejido cutáneo sino también de promover el desarrollo de cáncer de piel. En la misma línea se pronuncia Pujol quien indica que está demostrado que la radiación ultravioleta tiene un impacto negativo para la salud.
Lo que de novedad aporta el estudio, llevado a cabo por investigadores de la Universidad de California y ahora publicado, es que analiza específicamente el efecto de las radiaciones UVA emitidas por un tipo de máquinas de secado que se utilizan para acelerar el secado del esmalte de uñas.
Daños provocados por las lámparas de secado
Y lo que este estudio ha encontrado en cultivos celulares es que su utilización provoca un aumento del estrés oxidativo, así como cambios genéticos y mutaciones que aumentan el riesgo de lesiones malignas, como carcinoma de células escamosas y queratosis actínica, indica Antelm Pujol.
La dermatóloga Lorea Bagazgoitia destaca la importancia de haber encontrado que la irradiación de cultivos celulares con UVA provenientes de este tipo de lámparas genera cambios, en concreto, mutaciones en el ADN de dichas células “que sabemos que están vinculados al cáncer de piel”.
Estas lámparas emiten un tipo de radiación que oscila en el espectro electromagnético entre los 315 y los 400 nanómetros, que es la franja que corresponde a la luz ultravioleta.
El doctor Pujol matiza que los resultados obtenidos de un estudio desarrollado en cultivos celulares no son directamente extrapolables a población humana, “dado que la fisiología de una persona es diferente” pero añade que el hecho de que se hayan encontrado en los modelos utilizados cambios genéticos asociados con cáncer de piel es un hecho relevante a tener en cuenta.
En una línea similar se pronuncia Lorea Bagazgoitia para quien el reciente estudio “confirma in vitro algo que ya conocíamos, como es el daño de la radiación UVA en las células cutáneas, haciendo que su mal funcionamiento pueda desembocar en un cáncer de piel”. Pero queda por esclarecer “hasta qué punto las dosis recibidas debido a manicuras repetidas son per sé suficientes para inducir cáncer de piel en población humana”.
Medidas de protección
A la espera de contar con resultados más concluyentes, el mensaje que convendría trasmitir a la población, según Antelm Pujol, es de precaución, señalando la conveniencia de adoptar medidas de protección en caso de exposición repetida a máquinas que utilicen radiación ultravioleta para evitar daño en las zonas expuestas.
Algunas de estas medidas serían:
- Utilizar crema de alta protección y amplio espectro en la zona que va a ser expuesta a radiación.
- Emplear guantes que protejan las manos.
Los expertos aprovechan para recordar la importancia de proteger la piel de forma habitual frente a cualquier tipo de radiación UVA, como la que emiten los rayos solares, y que causa no solo envejecimiento prematuro sino también cáncer de piel.