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Trabajar la autoestima desde que somos niños es fundamental. Valorarnos y tener la suficiente confianza en nosotros mismos repercutirá positivamente en numerosos aspectos de nuestra vida. Y no solo nos referimos al laboral o familiar, sino también a otros más concretos, como el sexual. 

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En este sentido, para que una persona determine su autoestima en este terreno, es conveniente que identifique qué importancia tiene para ella la sexualidad. Así lo asegura Francisca Molero, presidenta de la Federación Española de Sociedades de Sexología (FESS), quien apunta que “la sexualidad no engloba únicamente las relaciones sexuales, pues hay que entenderla como algo estructural de la persona. En el momento en que la consideramos importante, se tiene que ir educando a lo largo de todas las etapas vitales”. 

De esta manera, la especialista explica que, dentro del proceso de conocer y aceptar nuestro cuerpo, nos encontramos con el derecho al placer, que contribuye a nuestra salud física y mental. “Esto sería la autoestima sexual. Desarrollarla y vivirla lo mejor posible es un elemento positivo de calidad de vida”, añade. 

Asimismo, la sexualidad está muy relacionada con la interacción con otras personas. A este respecto, “si yo me conozco, me permito sentir placer y sé cómo funcionan las respuestas sexuales, me permito compartirlo”, subraya Molero. 

El papel de la educación sexual

La educación sexual es clave puesto que es muy complicado tener una buena autoestima sexual si nos falta la base, “que no es otra que el propio conocimiento del cuerpo, así como el hecho de darnos permiso para disfrutar como un derecho”, afirma la presidenta de la FESS. 

La falta de educación sexual es responsable de alimentar muchas inseguridades o falsas creencias que merman nuestra autoestima en este ámbito. Además, permite dar una visión de la sexualidad libre de estereotipos y de roles de actuación que libera a las personas para tener una vida sexual saludable”, manifiesta Ángel Luis Guillén, sexólogo y director del centro de Psicología y Sexología Psicopartner. 

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El psicólogo aclara que la ausencia de educación sexual es general, “por lo que no debemos basarnos solo en los consejos de amigos o familiares, sino contrastarlo con algún profesional sanitario”. Por otra parte, existen referencias inadecuadas en el plano sexual que también alimentan una baja autoestima sexual. Es el caso de la pornografía, sobre la que hay que ser conscientes de que se trata de ficción. 

Signos de una baja autoestima sexual 

Lo primero que hay que tener en cuenta es que, como todo en la vida, es completamente normal sentir ante ciertas situaciones inseguridades. “La primera vez que interactuamos con alguien o hacemos algo nuevo es lógico tener esa sensación de no saber muy bien qué hacer o cómo actuar, pero luego es importante dejarte llevar”, destaca Molero, quien recuerda que el conocimiento del cuerpo es clave para poder entregarnos al derecho de sentir placer. 

El problema aparece cuando no se cuenta con esa base. “En terapia trabajamos sobre todo el tema de la seguridad sexual. Si en algún momento de nuestra vida nos enfrentamos a algo ante lo que sabemos reaccionar, podemos obsesionarnos y que, como consecuencia, aparezca el problema”, comenta la sexóloga. 

Alguien con una baja autoestima sexual sufre emociones y pensamientos negativos relacionados con su funcionamiento sexual y con lo que los demás pueden percibir. Acerca de lo primero, se trata de la inseguridad en saber si se logrará agradar a la otra persona o no. La especialista señala que “todos queremos satisfacer cada vez que tenemos relaciones, pero el problema surge cuando esta preocupación es excesiva. Estamos tan inquietos en hacerlo bien que nos olvidamos de disfrutar, por lo que la respuesta sexual no funciona, creyendo, por tanto, que somos incapaces de desempeñarnos sexualmente”. 

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Y, ¿cómo se manifiesta esta incapacidad? En el caso de los chicos, en problemas de erección o en eyaculación precoz o retardada. En el de ellas, en anorgasmia, falta de deseo o molestias al mantener relaciones sexuales. Obsesionarnos con estos problemas va a hacer que “al exponernos a una actividad sexual, vamos a estar pendientes de si aparecen o no, por lo que es imposible que la relación fluya y que nos dejemos llevar”, lamenta Molero. 

Consejos para aumentar nuestra autoestima sexual

Está claro que el objetivo es obtener placer y bienestar (siempre, claro está, desde el respeto). En este punto, hay que considerar que la respuesta sexual depende de diversos factores relacionados con nuestro aprendizaje, nuestras experiencias, el tipo de educación recibida, el momento histórico y generacional en el que nos encontremos, etc. Todos estos elementos influyen en que tengamos una mayor o menor autoestima sexual.

La presidenta de la FESS indica que en la mayoría de los casos la solución es una buena información y asesoramiento porque no estamos hablando de disfunciones, sino de problemas sexuales basados muchas veces en creencias erróneas. La experta consultada por CuídatePlus asegura que es fundamental ser conscientes de que somos seres sexuados y sexuales y que, según la etapa vital en la que nos encontremos, buscaremos diferentes objetivos. En concreto, apunta fundamentalmente tres:

  • El placer. A nivel fisiológico, tratamos de liberar dopamina, el neurotransmisor que nos hace sentir bien, además de modular la serotonina, que interfiere en nuestro estado de ánimo.
     
  • La comunicación interpersonal.
     
  • La reproducción

“Lo importante es que no nos sintamos mal ni avergonzados por algo que forma parte de nosotros desde que nacemos hasta que morimos. Como toda capacidad, tenemos que aprender a gestionar la autoestima”, concluye Molero. 

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