Existen distintos factores que facilitan conciliar el sueño como la exposición adecuada a la luz, la temperatura de la habitación, una dieta equilibrada o evitar practicar deporte antes ir a dormir. Pero, ¿qué papel tiene la almohada que usamos para dormir a la hora de conseguir un sueño reparador? “Debido a que nos pasamos un tercio de la vida de una persona durmiendo, el uso de una almohada óptima que asegure el soporte adecuado del cuello para mantener la curvatura cervical puede contribuir a mejorar la calidad del sueño. La alineación de la columna durante el sueño puede verse significativamente afectada por la forma y la altura de la almohada”, explica a CuídatePlus Rybel Wix, especialista en Medicina del Sueño y miembro del Grupo de insomnio de la Sociedad Española de Sueño (SES).
Para esta experta, para dormir bien y obtener un sueño reparador es fundamental que la almohada elegida sea cómoda y permita la relajación necesaria para conciliar el sueño. “También es importante que la almohada contribuya al descenso fisiológico de la temperatura corporal necesaria para conciliar y mantener el sueño”, destaca Wix.
Tres consejos para elegir tu almohada
Con respecto a cómo elegir la almohada perfecta para dormir, esta portavoz de la SES considera que existen tres características esenciales a tener en cuenta a la hora de hacer una elección: la comodidad, el apoyo adecuado y la regulación térmica. De forma detallada, para elegir una buena almohada esta especialista en Medicina del Sueño ofrece las siguientes recomendaciones:
- La almohada debe ser cómoda porque es importante que el cuello no esté rígido y que los hombros estén relajados.
- Un factor crítico para una almohada adecuada es el apoyo correcto para la lordosis cervical. “Una lordosis cervical neutra es lo más recomendable, las almohadas de pluma suelen hacer que la columna cervical se dirija hacia adelante y producirían cifosis, mientras que las almohadas de espuma aumentan la lordosis cervical, aunque no tanto como las almohadas ortopédicas”, aclara Wix.
- La almohada debe ayudar a reducir la temperatura corporal y la sudoración de la cabeza porque eso favorecerá́ la conciliación el sueño y éste será́ de mejor calidad.
Qué materiales son los más adecuados
En el mercado existen distintas opciones en cuanto a los tipos de productos en función de los materiales empleados: las almohadas de pluma, látex, de relleno sintético y las de espuma (entre las que se encuentran las almohadas viscoelásticas).
No obstante, para Wix, “las almohadas ortopédicas que garantizan el soporte correcto de la curvatura cervical y que permiten un adecuado descenso de la temperatura corporal serían las más adecuadas”. En este punto, esta experta subraya que “hay estudios que afirman que el uso de almohadas de este tipo es efectivo para reducir el dolor cervical y los síntomas asociados como la sensación de sueño no reparador”.
Dormir con o sin almohada
Según la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) no se recomienda dormir sin almohada dado que este elemento tiene la función de sostener la cabeza durante el sueño, de manera que quede alineada con la columna. “Dormir sin almohada hace que tendamos a dormir boca abajo, que no es una postura recomendada porque genera tensiones en la zona cervical al girar el cuello y dificultad para respirar”, suscriben desde esta entidad.
Asimismo, desde la OCU insisten en que para conseguir un buen descanso es necesario que cabeza, cuello y columna vertebral estén alineados. Por tanto, la almohada debe “contribuir a una adecuada postura de la columna, de forma que se relajen los músculos y se pueda favorecer un buen descanso y una buena respiración”.
Y, ¿cómo se debe conservar la almohada para que esté en buen estado y cumpla sus funciones? La organización representante de los consumidores aconseja airear correctamente la habitación donde dormimos, dar la vuelta a menudo a la almohada para evitar deformaciones, lavarla una o dos veces al año si es posible y usar una funda de protección junto con la funda habitual.