En épocas de mayor calor, es indispensable prestar mayor atención a la hidratación. La deshidratación es un estado en el que el cuerpo carece de los fluidos que necesita. Aunque está asociado a la falta de ingesta suficiente de líquidos, la pérdida de los mismos también puede ser provocada por algunos fármacos, hemorragias, quemaduras y hasta ciertos hábitos que pueden conducir rápidamente a este problema.
No todas las deshidrataciones son iguales, por eso es importante determinar de qué tipo estamos hablando.
La deshidratación isotónica es la más frecuente. Se pierde igual cantidad de líquido que de electrolitos, principalmente sodio y potasio. Es muy común en niños pequeños y suele asociarse a algunas enfermedades, tales como diarrea, vómitos y falta de ingesta suficiente de líquidos.
La deshidratación hopovolémica tiene una mayor pérdida de electrolitos que de agua. Frecuentemente se pierde más sodio que otro elemento. Suele ser causada por: sudoración excesiva, algunos tipos de diarrea acuosa, ingesta de gran cantidad de agua sin electrolitos y reposición de líquidos en casos de deshidratación isotónica solo con agua y sin electrolitos.
Por último, está la deshidratación hipertónica, en la que se pierde más agua que sal. Es por ello que queda una mayor concentración de sodio por fuera de las células con lo cual puede haber un arrastre de agua hacia esa zona. Puede producirse por: poco consumo de agua, sudoración excesiva, fármacos diuréticos o alto nivel de azúcar en sangre que genere un aumento del azúcar en la orina y obligue a orinar más. Si bien es más común en pacientes adultos con diabetes también puede presentarse en la niñez.
Dependiendo el tipo, el grado y la causa, variará el tratamiento. Si puede beber líquidos es conveniente usar esta vía para que, poco a poco, pueda reponerse la cantidad de líquido necesaria, siempre y cuando no se trate de un caso de deshidratación grave.
En cambio, si tiene vómitos y no tolera ingerir nada, no pueden administrarse líquidos por boca, sino que es preferible optar por la canalización y administración de fluidos directamente en sangre.
Es fundamental acudir a un centro de salud en caso de sospechar deshidratación, más aún en caso de niños pequeños o adultos mayores, en los cuales es mayor la posibilidad de complicaciones y empeoramiento de su estado. Suministra líquidos de a sorbos, evita la exposición al calor y al sol y los alimentos secos o muy salados.