Cuando vamos al médico, al psicólogo o a un despacho de abogados. Cuando llamamos al técnico informático o requerimos cualquier otro servicio profesional; no queremos saber lo mucho que estas personas dominan su profesión y cuanto saben de genética, teoría de la mente, jurisprudencia o robótica. Lo único que pretendemos es que nos ayuden y para eso necesitamos entender lo que dicen. Y si no les entendemos no es porque no seamos inteligentes, aunque a veces eso es lo que nos quieran hacer ver, sino porque estas personas no saben o no quieren hacerse entender.
Saber es poder. Eso lo saben quiénes utilizan la información para mantener un estatus, un privilegio y por lo tanto el dominio sobre un sector o incluso, como se comprobó el pasado año 2020, sobre el total de la población. Sucede a gran escala, pero también en el día a día. Saberse poseedor de una información y conocer que hay quienes la necesitan, en vez de hacer de eso sencillamente un servicio; se convierte en un motivo para conseguir una renta, manipular, extorsionar, controlar al otro.
La lectura se implica y mucho en esta situación. Nos dan un informe sobre nuestro hijo y no lo entendemos porque está lleno de innecesarios tecnicismos, cuando ese informe debió ser escrito para que su lectura fuera fácil y accesible. Y para ello basta, cuando se requiere de un término muy especializado, explicarlo. Y eso conlleva de una intención de servicio y de compartir el conocimiento. No se puede dar la situación de que se tenga que pagar a una persona por un informe y a otra para que lo explique.
Sin embargo, y desde todos los ámbitos, por suerte hay esfuerzos por comunicar de forma clara. Te encuentras con muchos profesionales que recurren a ejemplos sencillos para hacerse entender. “Mire lo que ha dicho el doctor al niño – nos comentó una madre – que el pericardio envuelve su corazón como su guardián protector y que es por eso por lo que lo van a cuidar”. Y entonces el niño y la madre pudieron visualizar al pericardio y sobre todo su misión.
Hemos conocido medios de comunicación como por ejemplo el Diario Co Latino de El Salvador, que se esfuerza por explicar y sobre todo contextualizar las noticias o la editorial Popular de España, con su colección de libros “A lo claro” donde pueden explicarte desde los mecanismos de la bolsa a los entramados de la justicia. En República dominicana hacía muy bien esta labor, de transmisión clara y transparente de los saberes, la organización Justicia Global con sus publicaciones donde participaban economistas, abogados, sociólogos y profesionales de diferentes áreas del conocimiento.
Las normas de Naciones Unidas sobre la igualdad de oportunidades para personas con Discapacidad requieren a los gobiernos que hagan accesible todos sus servicios públicos de información y documentación a los diferentes grupos de personas con discapacidad, promoviendo a su vez entre los medios de comunicación que sus servicios sean accesibles. Pero como explica Jhon O’Gorman, de la Liga Internacional de Asociaciones de personas con discapacidad, son pocos los esfuerzos sistemáticos que se han hecho.
Todos tenemos medios y recursos para explicarnos. Y si sucede que tenemos alguna dificultad podemos pedir ayuda. Cuando elaboramos un informe o escribimos un artículo, tenemos la oportunidad de que los derechos sean hechos. Y eso es compromiso no solo de los gobiernos sino de todos.
Artículo elaborado por Equipo Di Capacidad
Di Capacidad es un espacio inclusivo de formación en República dominicana dirigido a niños, niñas, adolescentes y jóvenes. Uno de nuestros principales objetivos es proporcionar recursos prácticos y sencillos mediante las artes, el humor, el juego y la lectura a las familias y el entorno educativo de las personas con discapacidad, a los fines de contribuir con el desarrollo de sus habilidades sociales, comunicativas, cognitivas y motoras. Pueden conocernos a través de nuestra revista digital https://dicapacidadrd.wordpress.com/