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Un grupo de voluntarios denominado Monitoreo Azul y Blanco informó este sábado que al menos 28 personas, entre estas 11 niños, han muerto en Nicaragua como consecuencia del huracán Iota, que entró por la costa Caribe el pasado día 16, como un ciclón de categoría 4 en la escala Saffir-Simpson, de un máximo de 5.

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La cantidad de fallecidos reportados por Monitoreo Azul y Blanco, originalmente dedicado a registrar casos de violencia política, superó en siete la lista de muertos divulgada por el Gobierno hasta la noche del jueves pasado, que estableció en 21 el total de fatalidades.

En su informe, el grupo identificó a las víctimas, con sus nombres, apellidos, edades, y lugar de fallecimiento, entre las que aparecieron 11 niños.

Monitoreo Azul y Blanco, que cuenta con una red de informantes en las diferentes regiones de Nicaragua, también reportó destrucción total o daños parciales de viviendas en 29 municipios, además de 61 ríos desbordados, 15 puentes colapsados, y 15 deslizamientos de tierra.

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De los deslizamientos de tierra, dos resultaron fatídicos, uno que según el grupo cobró la vida de 11 personas, y que el Gobierno establece en nueve, otro en el que perecieron tres habitantes, dos de ellos niños. Ambos desastres ocurrieron en municipios del norte de Nicaragua.

En su informe, Monitoreo Azul y Blanco resaltó que «es necesario que el Estado brinde información de forma transparente sobre las cifras y eventos acontecidos durante el paso del huracán».

Asimismo, señaló debilidades al momento de enfrentar el desastre, como la «ausencia e inacción del Estado, albergues mal preparados, acoso a centros de acopio, y asedio a periodistas».

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Recalcó que el desastre, que devastó gran parte de la Región Autónoma Caribe Norte (RACN) de Nicaragua, pudo ser peor, pero que la «organización comunitaria, sobre todo en comunidades indígenas, jugaron el rol fundamental para garantizar la autoevacuación».

También denunció «el manejo proselitista por parte del gobierno Nicaragua, de la ayuda humanitaria. Hacer uso de la emergencia con fines proselitista, es además criminal».

El Iota, que horas antes de penetrar en la costa Caribe de Nicaragua se desarrolló hasta ser de categoría 5 en la escala Saffir-Simpson, fue más devastador porque afectó la misma zona del país que apenas 13 días antes había recorrido el huracán Eta, del que se reportaron al menos tres muertos, que no fueron reconocidos por el Gobierno.

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