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Un equipo de científicos de la Universidad de Hawái y el Laboratorio de Propulsión a Reacción de la NASA (JPL, por sus siglas en inglés) ha descubierto que las latitudes elevadas de la Luna se están oxidando. Los resultados del estudio fueron publicados este martes en la revista Science Advances.

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Los expertos encontraron hematita, una forma de óxido que requiere de oxígeno y agua, dos elementos que se supone no prevalecen en nuestro satélite natural. “Es muy desconcertante. La Luna es un entorno terrible para que se forme hematita”, explicó el doctor en geociencias planetarias que dirigió la investigación, Shuai Li.

El hallazgo fue posible gracias al análisis de datos recabados por el instrumento Moon Mineralogy Mapper o M3, diseñado por la NASA, que voló a bordo de Chandrayaan-1, la primera misión de la India a la Luna, que proporcionó el primer mapa mineralógico de la superficie lunar. Asimismo, en 2009 esta herramienta encontró agua congelada en el cuerpo celeste.

“Al principio, no me lo creía en absoluto. No debería existir en base a las condiciones presentes en la Luna”, agregó la científica de JPL Abigail Fraeman. Sin embargo, señaló que desde que se descubrieron moléculas de agua en el satélite, se ha estado especulando sobre la presencia de una mayor variedad de minerales.

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¿Dónde inicia el “misterio”?

Según un comunicado de la NASA, “el misterio comienza con el viento solar”, cuya corriente bombardea la Tierra y la Luna con hidrógeno, un elemento químico que dificulta la formación de la hematita, y mientras que nuestro planeta tiene un campo magnético que la protege de este hidrógeno, la Luna no lo tiene y queda expuesta.

“Nuestra hipótesis es que la hematita lunar se forma a través de la oxidación del hierro de la superficie de la Luna por el oxígeno de la atmósfera terrestre que ha sido continuamente arrastrado a la superficie lunar por el viento solar mientras la Luna estuvo en la cola magnética de la Tierra durante los últimos miles de millones de años”, explicó Li.

Tras este descubrimiento, Li considera que “la Tierra pudo haber jugado un papel importante en la evolución de la superficie de la Luna” y que los nuevos datos permitirán reformular el conocimiento sobre las regiones polares de nuestro satélite natural.

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Tres claves para entender el fenómeno

Aunque la Luna carece de atmósfera, alberga rastros de oxígeno expulsados desde nuestro planeta. Así, M3 encontró una mayor cantidad de hematita en el lado del satélite que está más cerca de la Tierra.

Se cree que la cola magnética de la Tierra tiene un efecto mediador que bloquea el 99 % del viento solar durante ciertos periodos de tiempo, interrumpiendo el paso del hidrógeno que daría inicio al proceso de oxidación.

Si bien la mayor parte de la Luna está completamente seca, se puede encontrar hielo en algunos cráteres del lado opuesto de la Luna. No obstante, la hematita se detectó lejos de esa zona y se la vincula con moléculas de agua que se encuentran en la superficie lunar.

 

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