Por Fior D’ Aliza Alcántara
“Al principio de la pandemia, algunos creían que ésta tendría una parte positiva en cuanto al accionar de la gente. Inclusive, llegué a escuchar comentarios como: ‘esto es para que los seres humanos cambien y dejen atrás la vanidad y la maldad’. Nada más falso. Esta crisis ha sacado el verdadero yo de la gente, para bien o para mal”.
Con esta opinión generalizada, comienza a tocar el tema de la personalidad real y la escondida, la socióloga Ingrid Veras, quien entiende que en esta crisis se ha podido ver el verdadero rostro de las personas. “Es algo normal que el ser humano mantenga ocultos algunos rasgos de su forma de ser ser, por llamarle de algún modo, pero no deja de ser decepcionante para los demás descubrir cosas que no sabíamos de un familiar, un amigo, vecino o compañero de trabajo”, explica.
Dice que desde el punto de vista de la Sociología es un aspecto que llama mucho la atención si se toma en cuenta que entrada una crisis tan peligrosa como la actual, que atenta contra la salud y la vida, lo que se espera es que hayan cambios positivos y compasivos. “Entonces, cuando vemos que esto lo que ha hecho es sacar al monstruo de la jaula, nos sentimos mal, y no reparamos en pensar si los demás también ven ese comportamiemto en nosotros”, comenta Veras.
En conclusión y en pocas palabras, la experta entiende que lo que este tipo de eventos hace es que la gente ponga en acción el egoísmo. Solo se piensa en sí mismo, en la autoprotección y la sobrevivencia propia. “En buen dominicano, que cada quién se rasque con sus propias uñas”.
Análisis psicológico
La psicóloga Carmen Virginia Rodríguez asegura que en estos tiempos de pandemia, se han podido evidenciar rasgos de personalidad antes no vistos, o quizás no en la intensidad conocida. Eso debido a que las personas se han visto obligadas a permanecer en casa y a convivir más de cerca con miembros de la familia y a tener una interacción de proximidad.
“Aunque en algunas familias, la parte del encierro les ha dado experiencias positivas y de acercamiento, y han sabido aprovechar ese tiempo impuesto por la situación, no es menos cierto que se han visto situaciones desde las parejas como discusiones, violencia, agresión y hasta separaciones por las transformaciones de personas que ponen en evidencia defectos de la personalidad que no se conocían”, comenta.
Pone como ejemplo, que en estos momentos ha salido a flote la personalidad arrogante de algunos. Define a una persona arrogante como es aquella que trata con menosprecio a quienes no se encuentran presente, no validan ni prestan atención ni dan crédito a las opiniones ajenas, viven haciendo alarde de ellos mismos y pueden llegar a ser crueles con los que consideran mas débiles. “Las personas arrogantes, no se hacen arrogantes de un día para otro, se va dando en el transcurso de su experiencia de vida. Muchos lo son, pero lo ocultan bajo mascaras”, opina la especialista.
Entiende que lo que se está viviendo, ha sido un detonante, que ha puesto en evidencia, eso que muchos tenían bajo la piel: arrogancia. Es una pena que sea así, cuando en estos momentos de tantos cambios, perdidas en todo el mundo, no se logre la humildad que es una de las enseñanzas de este período critico de la historia de la humanidad, donde la arrogancia y prepotencia no deberían tener cabida. “Pero vemos cómo algunos en vez de aprender y caminar hacia la humildad, están haciendo todo lo contrario”, se lamenta Rodríguez.
La parte positiva
Conocer el rostro de la solidaridad
En esta pandemia se ha visto reflejado el agradecimiento entre los vecinos que se unen en sus balcones para aplaudir al personal médico que lucha en primera línea contra el Covid-19; la empatía en personas que se ofrecen a ir al supermercado para evitar que los ancianos se expongan al contagio; la creatividad de profesionales que comparten sus conocimientos gratuitamente vía internet; y el valor de la unidad con decenas de voluntarios que ayudan en los hospitales o confeccionan mascarillas. Reacciones espontáneas de apoyo que implícitamente transmiten la esperanza de que aún se puede confiar en la sociedad.
La solidaridad también se esparció como pólvora provocando auténticas cadenas de auxilios. Llegó hasta el hogar de Juana Hernández, una madre soltera que durante la cuarentena utilizó sus escasos recursos económicos para distribuir alimentos entre los policías que trabajaban para hacer cumplir el toque de queda y algunos indigentes del sector de Cristo Rey. Su obra fue sostenible gracias a la generosidad de otras personas.
Héroes anónimos y otros conocidos, que desde sus posibilidades han dado una lección de cómo actuar en momentos difíciles. Otro ejemplo es el caso del fotógrafo Jochy Fersobe, quien puso su talento en favor de una iniciativa para donar provisiones a muchos ciudadanos que no podían salir a trabajar por el estado de emergencia dispuesto en el país.
El distanciamiento físico ha evidenciado el valor de la familia y los amigos. Y es así como en diferentes países las personas están mostrando conductas similares que ponen de relieve la fragilidad humana. Y es justamente esa condición la que demuestra la gran capacidad de concebir lazos solidarios nunca imaginados.
La voz experta
La psicóloga social y clínica Fior D’Aliza Alcántara, atribuye este accionar positivo a la habilidad humana de afrontar y superarse en medio de la crisis. “En este proceso hemos visto como muchos talentos han salido a flote, varios profesionales han renacido, otros, que no eran tan conocidos se han posicionados de manera constructiva. Generalmente, aunque las personas no lo exterioricen, existe la intensión humana de dar un paso hacia la superación personal y social, una fuerza intrínseca poderosa hacia la consecución de metas colectivas”.
Alcántara explica que el crecimiento personal es la raíz natural del ser humano, “lo que ocurre es que una persona, al igual que un árbol, si no encuentra abono puede permanecer aparentemente inmóvil y de repente el renacimiento se hace inminente. Apoyar a los demás es una condición humana que florece ante situaciones de crisis o cuando la vida se encuentra en peligro. Ayudar a otros es un instinto natural presente en los individuos, su nivel de desarrollo dependerá de los valores y la personalidad”.
Emociones positivas colectivas
Según la experta de la conducta humana, existen pequeños gestos que pueden contribuir individual y colectivamente al bienestar emocional. Lo ideal es que el accionar positivo sea sostenible en el tiempo para que suceda, es importante evaluar continuamente cómo nos sentimos con lo que estamos haciendo, cuál es su impacto en la sociedad, qué parte de mi ser crece cuando estoy tomando una nueva iniciativa, y sobre todo, por qué lo estamos haciendo.
Ellas Dicen
“Definitivamente, estamos en un momento de muchos cambios, muchas situaciones que no controlamos, lo que si podemos controlar es tratar de caminar hacia el objetivo de ser mejores seres humanos, mejores ocupantes de este planeta tierra, y bajar la cabeza y aprender a ser humildes con lo que tenemos y con lo que este COVID 19 nos deje y permita tener”.
Carmen Virginia Rodríguez / Psicóloga
“Cuando nos sentirnos orgullosos de nosotros mismos, cuando nos acostumbramos a tomar buenas decisiones y éstas cambian la vida de alguien más se genera un círculo positivo colectivo. El futuro no es predecible, lo único que está en nuestras manos es ayudar a construir el mañana que queremos vivir, y cuando se trata de colaborar cualquier aporte es importante”.
Fior D’ Aliza Alcántara / Psicóloga