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Sadam Suriel del Orbe

Altice

A propósito de cumplirse el 46 aniversario de la fundación del Partido de la Liberación Dominicano (PLD) por su líder y guía, el profesor Juan Bosch, el 15 de diciembre de 1973, es propicia la ocasión para evaluar el comportamiento de los discípulos de Bosch y las ideas de éste en el segundo exilio a partir del 1966, que a su retorno dio al traste con la fundación de dicha organización política con su salida de tu anterior partido, el Partido de la Revolución Dominicano (PRD).

Estando Juan Bosch en el exilio después de perder las elecciones de 1966, la dirigencia del PRD, inició en su ausencia en el país un acercamiento con algunos grupos de izquierda para confrontar directamente el gobierno de Joaquín Balaguer, ante esta situación Bosch se mantuvo preocupado a ver que su partido estaba haciendo alianza con sus antiguos enemigos, una supuesta “Izquierda Democrática” que fue uno de los instrumentos que utilizó los Estado Unidos para derrocarlo del poder el 25 de septiembre de 1963.

Bosch retornó de nuevo al país en 1971 y, al darse cuenta de esa alianza del PRD con la izquierda, decidió emprender con una política de desintoxicación perredeista que él mismo llamó: “quitarle las garrapatas al buey blanco”, insinuando que esa alianza con la izquierda había contaminado su PRD, y de esa manera ejecutó esa purga política a lo interno del PRD que concluyó con la expulsión de más de 50 dirigentes perredeistas y aceleró el proceso de división en el PRD.

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Hoy, más que nunca, el PLD, el segundo partido fundado por Bosch, necesita urgentemente adoptar ese mismo proceso “desgarrapatización” en sus interioridades; no para librarse de la izquierda democrática como aquel PRD, sino para sanearse de la corrupción, de la impunidad, de la cleptomanía, de la arrogancia, de la ambición desmedida, de la perversidad, de la soberbia y la pedantería.

Resulta una afrenta que un sector político con uno origen tan pobre y humilde, donde su primer aporte económico que recibió fue de RD$ 50.00 de Diógenes Camilo, un fiel seguidor de Bosch, para comprar sillas y mesas porque ni eso tenía, hoy en día esos dirigentes peledesitas compiten con los empresarios bancarios, estaciones de combustibles, villas lujosas, carros de las mejores marcas, inmobiliarias, accionistas de bancos, clínicas, universidades, colegios y restaurantes, entre otros.

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Ojalá que en este día, 15 de diciembre, sea un día de reflexión para el PLD, que merite sobre sus actuaciones y discursos, porque al ritmo que va; el más perjudicado sigue siendo su fundador: Juan Bosch, su legado, sus pensamientos, sus aspiraciones y sus ideales, etc. El dominicano promedio ve a Bosch como un estúpido, menso y “palomo”, por sacrificar todo su vida, su capacidad y su influencia para crearle el terrero a unos discípulos que no andan ni cerca de las instrucciones boschitas, lo que, al final, le va restando credibilidad, rigor y consistencia al legado de integridad ético y moral del prof. Juan Bosch.

Hoy, más que nunca, se necesita una purga para quitarle las garrapatas al PLD, como decía su fundador, en este caso al buey morado, o no; porque creo no existe buey morado, pero sí al partido morado y el de la estrella amarilla.

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