Jeanine Áñez asume la presidencia interina de Bolivia tras la renuncia de Evo Morales
Apoyo dividido en el Parlamento: mayoría del MAS rechaza la sucesión
Bolivia estrenó este martes por la noche, al menos en el papel, una nueva presidenta tras la salida de Evo Morales. La vicepresidenta segunda del Senado, Jeanine Áñez, opositora y miembro del Frente de Unidad Nacional, asumió el cargo de forma interina. Sin embargo, esta transición solo contó con el respaldo de una tercera parte del Parlamento, el órgano constitucional encargado de formalizar el traspaso de poder.
Áñez tomó posesión sin quorum tras una ola de renuncias entre los sucesores previstos por la Constitución. El partido mayoritario y antiguo oficialismo, el Movimiento Al Socialismo (MAS), se negó a participar en la votación, rechazando así la legitimidad del proceso.
Evo Morales desde México: condena a la derecha y reafirma unidad del MAS
Desde México, adonde llegó tras pedir asilo político, Evo Morales respaldó la decisión de su bancada y criticó duramente a sus adversarios. En Twitter, afirmó: “Felicito a nuestras hermanas y hermanos asambleístas del MAS-IPSP por actuar con unidad y dignidad para rechazar cualquier manipulación de la derecha racista, golpista y vende-patria. Permanecemos unidos en la defensa de la democracia, el Estado de Derecho, la vida y la patria”.
La renuncia de Morales desencadenó la dimisión simultánea del vicepresidente Álvaro García Linera, la presidenta del Senado, los vicepresidentes y el jefe de la Cámara de Diputados. Así, el Legislativo quedó sin los principales líderes de sucesión, lo que complicó la transición y elevó la tensión política.
La crisis legislativa y el papel clave del MAS en la sucesión
Según la Constitución boliviana, la convocatoria urgente de nuevas elecciones debía ser gestionada por el Parlamento. Sin embargo, el bloque mayoritario del MAS cuestionó la legitimidad de la votación que proclamó a Áñez presidenta interina. La senadora conservadora, a cargo de tejer consensos en el Senado, no logró el apoyo necesario para un quorum amplio, lo que profundiza la crisis política.
Durante la sesión, Áñez lanzó mensajes contradictorios. Por un lado, afirmó que los parlamentarios del MAS se habían comprometido a asistir y que habría quorum. Por otro, denunció un intento de boicot a las sesiones: “Hemos sabido, y de manera desafortunada, que se quieren boicotear las sesiones ya convocadas”.
En su discurso, Áñez se comprometió a “convocar a nuevas elecciones lo más pronto posible” con instituciones independientes. Tras su proclamación, se dirigió al Palacio de Gobierno, mostró una Biblia desde el balcón y celebró con sus seguidores la “vuelta de la Biblia” al poder.
Resistencia del MAS y acusaciones de golpe de Estado
La senadora llamó a la gobernabilidad y a superar el bloqueo político. No obstante, enfrentará la firme oposición de los seguidores de Morales y sus representantes políticos, quienes consideran que la renuncia fue producto de un golpe de Estado impulsado por las Fuerzas Armadas.
La jefa de bancada del MAS, Betty Yañíquez, denunció: “Se ha gestado un golpe de Estado anterior al 20 de octubre. Prueba de ello es que tenemos en estos momentos a las Fuerzas Armadas en nuestras calles”. Sin embargo, aclaró que el MAS no busca entorpecer la transición y está dispuesto a trabajar por una salida constitucional.
Yañíquez solicitó garantías para sesionar, debido a las barricadas y protestas que aún bloquean las calles, subrayando la complejidad del contexto social y político.
Contexto de violencia y salida de Evo Morales
La renuncia de Evo Morales, anunciada el domingo por la noche, aceleró la crisis y desató episodios de violencia en Bolivia. Las Fuerzas Armadas intervinieron para apoyar a la policía durante disturbios especialmente en La Paz y el municipio vecino de El Alto.
Aunque la tensión disminuyó la mañana del martes, la principal central sindical, que inicialmente apoyó la salida de Morales, amenazó con convocar una huelga general. Mientras tanto, la atención internacional se centró en la llegada del expresidente a México, donde obtuvo asilo político.
Antes de partir, Morales prometió regresar “con más fuerza y energía”. Al conocer los detalles de la sucesión, arremetió contra Áñez, calificándola de “senadora de derecha golpista” que se autoproclamó presidenta sin quorum legislativo y rodeada de cómplices, con el respaldo de las Fuerzas Armadas y la Policía que reprimen al pueblo.

