El recién nacido sufrió graves daños cerebrales cuando la acusada, Clarisa Figueroa, lo arrancó del vientre de su madre, Marlen Ochoa
El esposo de Marlen Ochoa, la joven latina embarazada a la que estrangularon para sacarle del vientre a su bebé, cuida de su hijo recién nacido en el hospital, tal y como se aprecia en una fotografía publicada por la familia.
El 23 de abril, dos mujeres, Clarisa Figueroa, 46 años, y su hija Desiree, de 24, engañaron a Marlen Ochoa y la invitaron a su casa con el pretexto de regalarle ropa para el hijo que tendría en mayo. Cuando la joven llegó a la vivienda de las desconocidas, Clarisa Figueroa la estranguló y le realizó un corte en el vientre para quedarse con el bebé. Después arrojó el cuerpo de Marlen a un bote de basura.
Aunque el pequeño Yardiel sobrevivió, sufrió graves daños cerebrales. Ahora, permanece internado en el hospital, donde decenas de tarjetas y dibujos decoran su habitación. Allí, su padre lo cuida y lo protege entre sus brazos.
Desde que Marlen Ochoa desapareció, su esposo, Yovani López, denunció los hechos a la policía y pidió la colaboración ciudadana para encontrarla. Durante más de dos semanas, el angustiado padre apareció en los medios de comunicación, desconsolado y sin poder contener las lágrimas. El 9 de mayo, una llamada de la policía le informó de que su bebé había nacido, pero se debatía entre la vida y la muerte. Su esposa había sido asesinada.
Los exámenes de ADN confirmaron que Yovani López era el padre del recién nacido. Para poder cuidar de su hijo todo el tiempo, dejó su trabajo. A través de Change.org, su familia inició una colecta para ayudarlo económicamente. Esperan conseguir USD 25.000, que irán destinados al “futuro” de sus hijos. Además de Yardiel, la pareja tenía un niño de tres años, Joshua.
“Yo, Yovani López, esposo de Marlen Ochoa, estoy muy agradecido con toda la comunidad que estuvo al pendiente de la desaparición de mi esposa, estoy muy agradecido por la ayuda que me están brindando. De todo corazón les sigo pidiendo su ayuda. Oren por mi hijo Yovanny Yardiel para que se recupere […] Esta ayuda que me están dando será para el futuro de mis hijos. Gracias, ellos se lo agradecerán también”.
Según explicaron los médicos del hospital, el bebé no tiene actividad cerebral. Un familiar aseguró al diario británico Daily Mail que no desconectarán a Yardiel, y que esperan “un milagro”.
“Un asesinato brutal y atroz”
EL 23 de abril, Clarisa Figueroa y su hija, Desiree, recibirían la visita en su casa de una joven embarazada a la que habían conocido a través de un grupo de Facebook, su nombre era Marlen Ochoa. Le aseguraron que le iban a regalar ropa para su niño, que nacería en mayo, y que podían ayudarle en todo lo que necesitara.
Mientras la entretenían con un álbum de fotos en su vivienda, ubicada en el suburbio de Oak Lawn, Chicago, Clarisa Figueroa aprovechó para estrangular a Marlen con una liga. Después, le realizó un corte en el vientre y sacó al bebé.
“Clarisa tomó un cuchillo y cortó el vientre de la víctima de lado a lado para después remover el cordón umbilical, la placenta y el bebé del interior (…) después pusieron la placenta y al niño en una cubeta con el cordón umbilical colgando”, detalló el fiscal.
Tras cortar el cordón umbilical, la asesina se percató de que el pequeño no respiraba, así que llamó a emergencias. Dijo que acababa de dar a luz, y que su hijo no respiraba. Los servicios de urgencia trasladaron a ambos al Advocate Christ Medical Center.
Según declaraciones del portavoz del Departamento para Niños y Familias del estado de Illinois, Jassen Strokosch, Clarisa Figueroa llegó al centro médico cubierta en sangre, una sangre que no era suya. Tras examinarla no había evidencias físicas de que hubiera dado a luz hacía horas, pero el personal sanitario no alertó a la policía.
“No sabíamos lo que estaba pasando en el hospital”, dijo Jassen Strokosch.
Clarisa Figueroa estaba obsesionada con tener un bebé, más aún tras la muerte de su hijo de 20 años, explicó el fiscal. Por eso cometió el crimen, y por ese motivo mintió al personal del hospital al asegurarles que Yardiel era su hijo.
Los exámenes de ADN confirmaron que ella no tenían ninguna relación de parentesco con el bebé, momento en el que el hospital se comunicó con las autoridades. Querían saber qué debían hacer con la custodia del niño. Habían pasado más de dos semanas desde la desaparición de Marlen.
Los policías hallaron a la víctima en un cubo de basura en casa de Clarisa Figueroa, que fue acusada de asesinato y de causar daños cerebrales irreversibles a un menor. También detuvieron a su hija Desiree, que enfrentará los mismos cargos, y a la pareja de Clarisa, Piotr Bobak, de 40 años.
La jueza del condado de Cook, Susana Ortiz, negó la libertad bajo fianza a las dos mujeres, aludiendo que era “grande la presunción” de que ambas habían cometido “un asesinato brutal y atroz”, por lo que representan un peligro “real y presente” para la comunidad. El día 3 de junio se celebrará la primera audiencia con el juez. infobae.com