Durante la celebración del Día de Nuestra Señora de La Altagracia, el obispo exhorta a mantener el orden y apoyar políticas efectivas
Por Bartolo García
Higüey, La Altagracia.- En el marco de la solemnidad por el Día de Nuestra Señora de La Altagracia, monseñor Jesús Castro Marte, obispo de la Diócesis de Nuestra Señora de La Altagracia, expresó su apoyo a las políticas impulsadas por la ministra de Interior y Policía, Faride Raful, enfocadas en restaurar la paz y el orden en medio del caos social. Durante la homilía, el religioso instó a la población y a las autoridades a fortalecer las medidas contra el desorden y el ruido, comparando el crecimiento económico y social del país con un avión que vuela serenamente.
“La economía de la República Dominicana está como un avión, volando muy profundo en el aire donde el piloto ha dicho ‘Quítense los cinturones que el país camina tranquilo, y eso da mucha paz'”, manifestó Castro Marte, resaltando que el país exhibe un crecimiento económico del 5%, situándolo entre los más robustos de América Latina.
El obispo hizo un llamado específico a las autoridades para que “no les tiemble la muñeca” al implementar restricciones necesarias, particularmente en la venta de alcohol y sustancias prohibidas, con el fin de proteger a la juventud dominicana de las repercusiones del consumo excesivo y la alteración del orden público. Subrayó la importancia de regular los espacios nocturnos para prevenir que los jóvenes se vean envueltos en ambientes perjudiciales.
La ceremonia contó con la presencia del presidente Luis Abinader, quien junto a su esposa, la primera dama Raquel Arbaje, y la vicepresidenta Raquel Peña, participó activamente en la liturgia. A su llegada, el mandatario recibió honores militares, incluyendo una salva de 21 cañonazos y la interpretación del Himno Nacional por parte del Batallón de Honor de la Guardia Presidencial.
Monseñor Castro Marte aprovechó la ocasión para agradecer la presencia de las autoridades y reiteró su llamado a apoyar iniciativas que busquen retornar la serenidad a la vida cotidiana de los dominicanos, enfatizando el papel crucial de las políticas gubernamentales en el mantenimiento de la armonía y la seguridad nacional.