Por JUAN T H
Seamos sensatos, las “Tres Causales” no pueden seguir siendo una excusa política para no aprobar el Código Procesal Penal que tiene más de 25 años penando, dando vueltas, de un lado a otro, sin ser aprobado por el Congreso. ¡Es una excusa inexcusable!
Como es bien sabido, porque lo he dicho muchas veces, soy partidario del aborto porque creo que es la mujer, no el hombre, quien debe decidir cuántos hijos tener, con quien tenerlos y a qué edad considera que debe tenerlos.
Si los hombres menstruaran todos los meses, incluso con dolor, con una hemorragia que parece interminable, si salieran embarazados, si parieran, con cesaría o sin cesaría, el aborto nunca estaría prohibido. ¡Los hombres abortarían todos los meses! Las colas en los centros sanitarios serían interminables de hombres haciendo filas para interrumpir los embarazos.
Es una vergüenza que la República Dominicana sea uno de los pocos países el mundo (Nicaragua, El Salvador, Honduras y Malta) donde la interrupción del embarazo (el aborto) aún está condenado por ley, lo cual, sin embargo, no impedido que continúan produciéndose, poniendo en riesgo la salud y la vida de las mujeres, sobre todo las más pobres, las que no tienen los recursos económicos para pagar un buen médico, ni una clínica de calidad.
No obstante, pese a los tabúes, los prejuicios, las religiones, la ignorancia y la falta de educación sexual, el nivel de natalidad en el país se ha reducido enormemente en las últimas décadas gracias a los programas de planificación familiar, la educación y la toma de conciencia de sectores de clase media, principalmente, que han decidido tener los hijos que pueden educar y alimentar.
Los datos ofrecidos por la Oficina Nacional de Estadísticas (ONE), la tasa de natalidad ha disminuido significativamente en las últimas décadas. en 2022 fue de 18,11 nacimientos por cada 1000 (mil) habitantes. A pesar de esta disminución, dice la ONE, la tasa de fecundidad, (número de hijos por mujer) se mantiene en un nivel de reemplazo, con aproximadamente 2.25 hijos por mujer, lo que asegura la estabilidad de la población”.
Insisto, el aborto debe ser un derecho inalienable de la mujer, no del hombre.
El Código Penal dominicano nació casi con la República -pocos años después, 1884- hasta que recibió algunas modificaciones a lo largo de los años. Desde hace más de 20 años el proyecto de modificación, actualización y modernización de la pieza legislativa anda danto tumbos en el Congreso sin ser aprobado a pesar de su urgencia.
¿La razón principal? Las tres causales. Permitir el aborto cuando se trata de una violación, una relación incestuosa, cuando esté en peligro la vida de la madre y la inviabilidad del embarazo. Es un crimen de lesa humanidad femenina obligar a una mujer a tener un hijo fruto de una violación, de una relación incestuosa, cuando peligra la vida de la madre o cuando un embarazo no es viable. Hay que tener una mentalidad muy retrograda, recalcitrante, machista o misógina, para pretender obligar a una mujer a parir en semejante condiciones.
Pero el factor religioso ha sido el principal obstáculo para que el código se apruebe incluyendo las tres causales. Todas las iglesias se unen para presionar a los dirigentes políticos para que los congresistas de todos los partidos, por miedo, se dejen chantajear y extorsionar por los sacerdotes y pastores “cristianos”. Los llamados “macarras” de la moral, como diría el cantautor español Joan Manuel Serrat.
Muchos de los que se oponen al aborto, han sido “abortistas”, es decir, han obligado a sus parejas de ocasión o coyunturales, “amantes” o novias furtivas, a practicarse algunos abortos. Eso incluye no solo a dirigentes políticos, sino curas y pastores, los “macarras de la moral”, los que predican moral en calzoncillos.
Es un hecho que los políticos no aprobaran el Código con las Tres Causales. Bien, seamos sensatos. El Código es una necesidad urgente. No detengamos su conocimiento y aprobación por las tres causales. Aprobemos el maldito código sin ese requerimiento, pero al mismo tiempo, presionemos hasta la muerte, si es necesario para que se despenalice el aborto. Luchemos por una ley especial que despenalice el aborto. Los sectores más vanguardistas, los más progresistas, los más conscientes, hombres y mujeres de avanzada, presionemos a los políticos y los partidos, incluyendo al partido de gobierno, para que cumpla con su promesa de campaña aprobando la despenalización del aborto en todas las circunstancias.
¡Hagamos del aborto un derecho de mujer! ¡Digámosle no al machismo ancestral! ¡No al patriarcado medieval absurdo! ¡Si a la vida de las mujeres!