Reynaldo Peguero
En Santiago, los solares sin urbanizar cada uno igual a una sumatoria equivalente de la superficie del Estado Cibao son 250. La mayoría situados dentro de la ciudad metropolitana. La modernidad edificatoria que se evidencia hoy se realiza por el aumento disperso y desplanificado de la huella urbana.
El análisis de esta huella urbana fue realizado por imágenes satelitales Landsat; también por la valoración multitemporal de la mancha territorial y las clases de análisis de crecimiento a partir de retratos aéreos de alta resolución a escala 1:10,000.
Esta situación más que una amenaza, es una gran oportunidad que vamos a resolver entre todos. Desde el Ayuntamiento y el Consejo para el Desarrollo Estratégico (CDES), con el enfoque de gobernabilidad que caracteriza la ciudad.
Las altas inversiones públicas del gobierno también apoyarán al Ayuntamiento de Santiago y los otros gobiernos locales, para ordenar en serio sus territorios.
Advertimos que el ensanchamiento de la ciudad por dispersión, y la baja densidad de los núcleos municipales exteriores, en especial de Puñal y Licey, crea una presión urbanística innecesaria sobre el Aeropuerto Internacional del Cibao (AIC).
Representantes del sector inmobiliario organizado en 77 empresas de inversión, no tienen por qué arruinar la tierra fértil santiaguera y la modernidad del aeropuerto, para conseguir oportunidades de inversión en Puñal y Licey para edificar torres y centros comerciales mercadeables entre la clase media y los santiagueros de la diáspora.
Los estudios de actualización del crecimiento edificatorio expresado en huella urbana indican que el municipio al 2019, acumulaba unos 102.11 km (Ordenanza 3240-19). Al 2024 es una superficie entre 112-115 km2. Esta mancha construida encima de la piel natural del Cibao se mide por la extensión de asfalto, blocks, varilla y cemento que se observa en diversas mediciones satelitales realizadas por el Plan Estratégico 2030.
Al momento de la Independencia Nacional (1844) de menos de 1.6 km2 que medía la ciudad de Santiago en ese entonces, se pasó durante el primer gobierno de Balaguer (1966-1970), a 12.65 km2 en 124 años. A razón de un poco más de una décima promedio (0.10) de kilómetro cuadrado por año. 54 años después de 1970 al 2024, hemos crecido hasta 115 km2.
El ayuntamiento de Santiago tiene condiciones para estimular el uso racional de estos 250 solares baldíos. Se impone una ordenanza del Concejo de Regidores; relacionada con las facilidades, estímulos y/o penalidades que el ayuntamiento debiera otorgar a la gestión inteligente privada o pública de los 250 solares baldíos o yermos. Asimismo, la formulación del plan de ordenamiento territorial de carácter metropolitano (POTM).
