El equilibrio entre perfeccionismo y dejadez: ¿cómo encontrar el punto medio?
Reflexión de Diego A. Sosa sobre la búsqueda del balance en el trabajo y la vida
En el mundo laboral y personal, muchas personas oscilan entre dos extremos: el perfeccionismo y la dejadez. Ambos estilos tienen sus ventajas y desventajas, pero también generan estrés y conflictos. La clave está en encontrar un punto medio efectivo y saber cuándo es necesario adoptar una postura más rigurosa o relajada.
Perfil del perfeccionista: precisión y estrés constante
El perfeccionista es quien suele encargarse de tareas que requieren alta precisión y confiabilidad. Su foco principal está en la calidad del resultado, más que en el cumplimiento estricto de los plazos. Por eso, suele revisar y corregir varias veces antes de entregar un trabajo.
No obstante, este enfoque puede ser contraproducente. No todas las tareas demandan una precisión quirúrgica, y obsesionarse con errores menores que no afectan el fondo puede generar un estrés innecesario. Además, la dificultad para delegar y la intolerancia a los fallos complican su rol como líderes. Revisan minuciosamente el trabajo ajeno, a menudo haciendo sugerencias que, aunque en muchos casos son valiosas, a veces solo consumen tiempo sin aportar mejoras sustanciales.
Recomendación clave: El perfeccionismo debe aplicarse solo cuando el resultado final lo justifique. Salirse de este extremo permite manejar con mayor eficacia las tareas urgentes, evitando que el estrés afecte la salud y el rendimiento del equipo.
El perfil del dejado: flexibilidad con riesgos
Por otro lado, el dejado es quien asigna su propia escala de importancia a cada tarea. Para estas personas, los errores formales, como los ortográficos, no representan un problema. Sin embargo, esto puede ser un riesgo, ya que quien recibe el trabajo puede considerar estos detalles como fallos significativos que afectan la calidad global.
Este comportamiento es común en jóvenes (especialmente hombres), que solo prestan atención a lo que realmente les interesa. En este caso, la dejadez puede generar problemas cuando el contexto requiere mayor precisión y responsabilidad.
Consejo práctico: Es fundamental alejarse de la dejadez extrema y aprender a aplicar un nivel adecuado de perfeccionismo cuando la situación lo demande, reservando la relajación para momentos menos cruciales, como actividades recreativas o hobbies.
Conclusión: adaptarse al contexto para mejorar la productividad
Lo ideal no es ser ni perfeccionista ni dejado de manera absoluta. La verdadera eficacia reside en ajustarse a cada circunstancia, moviéndose hacia el extremo que la tarea o el proyecto requiera.
¿Podrías aplicar este modelo flexible en tu próxima tarea? Encontrar el equilibrio entre rigor y flexibilidad es la clave para mejorar el rendimiento personal y profesional sin sacrificar la salud ni la calidad.