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La negociación de una mejora salarial no se puede improvisar, hay que elaborar argumentos sólidos para convencer al jefe

Altice

Hágalo mejor a las 11 de la mañana

SUSANA CARRIZOSA

Elpais.com

Si está convencido de que se ha ganado un aumento de sueldo, olvídese de buscar ese momento propicio para colarse en el despacho del jefe y, con buenas palabras, narrarle de memoria sus grandes logros. No funcionará. Conseguir una mejora salarial conlleva una negociación en toda regla para la que a menudo el empleado no se prepara. Pedir una cita formal, elaborar sólidos argumentos de la contribución a la empresa e investigar el valor de la posición que ocupa en el mercado son solo el punto de partida para iniciar esta compleja conversación.

A pesar de la incertidumbre, del alza de los costes, una inflación al 5,8% y la previsión de un crecimiento económico en clara desaceleración, el comienzo de año sigue siendo la mejor época para pedir una revisión de las condiciones salariales. También se puede esperar a la evaluación del desempeño siempre y cuando en la empresa exista una definición clara de las funciones de cada puesto. En este escenario, el 82% de las compañías piensa ya en subidas de salarios, frente al 17% que va a mantenerlos, según la Guía del Mercado Laboral 2023, elaborada por la consultora Hays. El estudio destaca también que el 55% de los empleados no está satisfecho con su salario y el 65% considera que su sueldo no va acorde con el trabajo que realiza.

En un ambiente de “optimismo”, según la Guía Hays, en el que el 60% de las empresas esperan aumentar su facturación, hay quienes se plantean pedir una mejora individual de su retribución. Sin embargo, hablar de dinero resulta siempre incómodo, por lo que, si es firme y está documentada esta decisión, será importante elegir el momento, la forma y el lugar más adecuados. En la actual coyuntura y ante una negociación seria, la recomendación de Antonio Núñez, socio de Parangon Partners, sugiere que la propuesta de subida salarial “no exceda del 10%”. Una cifra en la que coincide con José Carlos Díez, director del Orfin, cátedra de Thinking Heads de la universidad de Alcalá de Henares, para quien, si la empresa se encuentra en una posición financiera sólida, es un “buen momento” para que se normalicen sueldos en los ejecutivos ante la escasez de talento cualificado y un mercado que busca, sobre todo, posiciones mixtas (técnicos, estrategia y venta), jefes de proyecto y desarrollo de negocio.

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La primera exigencia para solicitar un incremento de sueldo demanda un cierto ejercicio de introspección. Nadie como uno mismo para medir la contribución y el impacto de sus funciones en los resultados de la compañía. Si se ha cumplido un proceso de formación para mejorar las habilidades personales ante los desafíos a los que se enfrentan las empresas y si estas son las requeridas en el puesto de trabajo y en sectores de futuro, es una baza a jugar. También conviene valorar si se han adquirido nuevas responsabilidades y con qué resultado. Preparar esta reunión requiere también investigar las bandas salariales que se mueven en el mercado con respecto a su perfil, para evaluar si realmente está por debajo y en qué tanto por ciento solicitar el aumento.

Solicitar el encuentro
Si la respuesta a todas estas preguntas es positiva se impone solicitar un encuentro con el jefe. Un estudio de UK Biobank, un biobanco que recoge muestras biológicas para la investigación, estableció las once de la mañana como la mejor franja horaria para ello. Esta reunión ha de pedirse siempre en modo presencial, en la oficina y con el jefe inmediato. “Nada de puentearle e ir a recursos humanos, porque él es la cabeza de los presupuestos del departamento y quien va defender tu subida”, advierte el presidente de la Asociación Española de Directores de Recursos Humanos (AEDRH) y director de Personas de Telepi­zza, Jesús Torres. Otros errores que se cometen de forma reiterada y sin resultados son “entrar en comparaciones con otros compañeros y emplear argumentos agresivos del tipo ‘he recibido otra oferta”, añade Torres.

Este experto hace una salvedad: “Si realmente te ha tocado la competencia, hay que decirlo de forma delicada, dejando siempre claro el compromiso con la empresa”. Para el directivo, establecer una hoja de ruta clara y bien estructurada puede marcar la diferencia para concluir con éxito una negociación donde siempre hay mucha tensión. “Es mejor desistir hasta elaborar un argumentario que justifique la subida salarial, jamás acudir con una actitud apocada o negativa o solicitar un incremento desproporcionado”, aconseja Torres. Pero no todo son números. Existen otros aspectos que los superiores manejan para valorar un aumento de sueldo.

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“Se evalúa si el candidato ha contribuido a mejorar la percepción de la compañía, el enganche de la personas a la marca o si con su aportación se ha avanzado en algún objetivo de desarrollo estratégico”, dice Núñez. Los argumentos que siempre funcionan, según este consultor, son aquellos que ligan la subida salarial a “proyectos de futuro en sectores estratégicos” (sostenibilidad, transformación digital, diversidad). Aunque también aconseja que hay que abordar esta conversación con asertividad y mentalidad abierta para aceptar un posible no y saber “escuchar propuestas más factibles en ese momento como bonus ligado a resultados, participación en acciones, formación, plan de carrera o beneficios sociales”.

Por su parte, el presidente de AEDRH recomienda frente a una negativa “preguntar el porqué e intentar construir un plan de futuro con promoción de carrera para conseguir ese aumento más adelante”. Si aun así el candidato persiste en obtener esta mejora y no la logra, “no conviene descartar buscar afuera otras oportunidades”. Según un estudio de la empresa de software PayScale, desear una remuneración mayor y no obtenerla es la principal razón por la que las personas dejan sus empleos. “Y siempre resultará más sencillo lograr un aumento de ingresos en una nueva oportunidad profesional”, concluye Torres.

La pelea por los convenios
La crisis inflacionaria ejerce gran presión sobre la cesta de la compra y rebaja el poder adquisitivo de los trabajadores. Este contexto ha desatado una oleada de reclamaciones de subidas salariales en los convenios. “La negociación trata de repercutir dicha pérdida en los salarios y diferir en tres años el impacto de la inflación para que las empresas asuman un incremento cercano al 4% de forma gradual”, apunta José Carlos Díez. “Habrá que esperar a que la economía vaya bien, aumenten las ventas y las empresas lo puedan pagar”, añade. Así, de los más de 5.500 convenios colectivos que hay en España, se han resuelto cerca de 3.000 en el pasado año con una media de subida salarial del 3,5%. Un porcentaje “que esperamos mejorar si conseguimos en la negociación subidas acordes al IPC, así como cláusulas que garanticen el mantenimiento del poder adquisitivo”, dice el vicesecretario general de Política Sindical de UGT, Fernando Luján.

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