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Por Emilia Santos Frias

Altice

La población residente en la República Dominicana cada día crece más y más, esto implica mayor demanda de agua potable; líquido vital para la vida humana, animal y vegetal; un regalo de la naturaleza, que cuesta al Estado su manejo y distribución, razones significativas para que aprendamos como parte de nuestros deberes a racionalizar este derecho humano y servicio público.

Cuando la botamos agua, propiciamos dificultad a la población y botamos dinero, verbigracia, este momento, en que muchos de nuestros ríos tienen bajo caudal o han desaparecido, por lo que, nuestras 34 presas, acueductos y canales de riego se encuentran en condiciones críticas, con poca agua en reserva para suplir la demanda de las personas.

Amén de la falta de mantenimiento o limpieza de sedimentos que presentan desde hace décadas. Mientras el ganado vacuno, caprino…, muere por deshidratación y los sembradíos se secan, como ocurre reiteradamente en línea noroeste del país.

Sin lugar a duda, estamos en medio de una sequía como bien afirma el connotado geólogo; consejero científico en tema de agua, Osiris de León, que emitió la alerta al ser entrevistado recientemente, por la gloria de la comunicación nacional, don Ercilio Veloz Burgos; meritorio Premio Nacional a la Libertad de Prensa, en el espacio que conduce y produce desde 1969: El Pueblo Cuestiona, referente de buen Periodismo y garantía de derechos humanos de nuestra población.

Por esa alerta y nuestra realidad diaria, es necesario aprender a economizar agua, tanto en las labores agrícolas; riego por inundación, en los sembradíos de arroz, que consumen el 70 por ciento del agua que disponen los acueductos, por lo que, se genera déficit en el suministro a la población, a decir del experto De León, así como en los quehaceres domésticos e industriales.

Recordemos que la Constitución dominicana en su artículo 15, así como la Ley 64-00 sobre Medio Ambiente y Recursos Naturales, consagran el derecho al agua que tenemos todas y todos; esta constituye el patrimonio nacional estratégico de uso público, inalienable, es decir, intransferible; individual. Imprescriptible, que no pierde su validez; inembargable y esencial para la vida.

Lo descrito precedentemente significa, que el consumo humano del agua tiene prioridad sobre cualquier otro uso. Por lo que, el Estado debe promover conforme a las normativas citadas, la elaboración e implementación de políticas efectivas para la protección de los recursos hídricos de la nación.

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Para su preservación, toda la población debe combatir la extracción de arena y grava de nuestros ríos, así como otras acciones prohibidas por las leyes 123-71 de y 64-00. Además, por las resoluciones 16-2007, 016-2008 y 0015-2017 del Ministerio Medio Ambiente, porque contribuyen a destruir nuestras cuencas hidrográficas, beneficiando generalmente a la industria de la construcción, creando problemáticas como la pérdida del canal natural de algunos ríos.

Asimismo, fomentar la preservación del sistema de áreas protegidas del país, compuesto por 123 unidades de conservación, unos 12,033.12 kilómetros cuadrados de terreno, equivalentes al 24.8% del territorio nacional, presentes en nuestros 29 parques nacionales, con una dimensión de 8,964 kilómetros cuadrados.

De igual forma, la Reserva de la Biosfera de la UNESCO, esos lugares destinados a la conservación de la biodiversidad y la actividad humana mediante el uso sostenible de los recursos naturales, entre ellos, nuestra primera reserva de biosfera, obtenida en 2002: Jaragua-Bahoruco-Enriquillo.

Así como, salvaguardar las 32 áreas protegidas de nuestro país, ocho de ellas, de protección estricta; 28 monumentos nacionales, 17 áreas de manejo de hábitat-especies; 15 reservas naturales y nueve paisajes protegidos. Siendo las más importantes: Parques Los Haitises, Valle Nuevo, Cotubanamá; Reserva Científica Ébano Verde; Pico Duarte, Valle del Tetero, Sierra de Bahoruco, Lomas Miranda, Isabel de Torres, Palmilla; Los Tres Ojos.

Además, el Morro, Submarino de Montecristi, Submarino de La Caleta, Jaragua, José Del Carmen Ramírez, que posee los picos más altos del Caribe; Choco; Armando Bermúdez; Sendero Ecológico y Arqueológico Padre Nuestro en La Romana; Santuarios de Mamíferos Marinos, en Samaná; Santuarios de Mamíferos Marinos Estero Hondo, en Puerto Plata y Montecristi.

También, los saltos de Jimenoa, El Limón, Baiguate, las lagunas Rincón, Gri-gri; Laguna Dudú; Oviedo y Bávaro; Los 27 Charcos de Damajagua; Las Caritas, Cuevas de las Maravillas, de las Golondrinas; del Peñón, de Berna; Del Puente, de Cabarete, de Chicho; Fun Fun. Hoyo de Pelempito; islas Catalina; Saona y Catalinita; La Vega Vieja; el Lago Enriquillo; Bahía de las Águilas; Banco de la Plata; Cachote, de bosque nublado; Cayos Siete Hermanos, entre otros monumentos naturales, áreas de manejo de hábitats, áreas naturales y paisajes protegidos.

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Imperioso es colaborar para el saneamiento y rescate de los principales cauces hídricos o ríos de la nación: Río Dajabón, Río Yaque del Norte, Mao, Jimenoa, Yuna, Camú, Guamira, Yuma, Chavón, Soco, Higuamo, Ozama, Haina, Isabela, Ocoa, Nizao, Yaque del Sur, Limón, San Juan, Blanco o Soliette, Pedernales, Artibonito, entre otros.

También, fomentar la importancia de los manglares que posee nuestro territorio, para su conservación y cuido ante la perpetración de desaprensivos para utilizarlo en actividades domésticas, supuestamente, como tala y quema para producir carbón, según las denuncias de las que nos hemos hecho eco, difundidas en medios de comunicación.

En ese sentido, el perito De León recomienda no bañarse con la ducha o agua abierta; utilizar el baño como terapia de relajación, dejando caer el agua durante varios minutos, mientras se canta el repertorio de música que más nos gusta; aunque eso se puede hacer con la llave cerrada, mientras higienizamos nuestro cuerpo. Asimismo, no regar el jardín durante horas, sino, dosificar el agua que se echa a las plantas y al fregar no mantener el chorro abierto, porque eso desperdicia agua que otras personas sin duda necesitan en su vida diaria.

“Santo Domingo, Santiago y Puerto Plata bota el 60 % del agua potable que recibe y esto se debe además del desconocimiento del valor del agua, de su importancia, a que la población no cuenta con un sistema de medición; no le cuesta. Solo el 28 % de la población paga agua en nuestro país, el 72 por ciento no. Pero estamos en un momento ideal para economizarla; los embates del cambio climático nos indican claramente que debemos hacerlo; procuremos, además, no contaminarla, es parte de ese compromiso obligatorio que no asiste como ciudadanos responsables”.

El agua es un regalo de Dios, de eso estamos contestes todas y todos; de que es un interés social de la comunidad, entonces, ¿por qué limitamos el acceso a ella? ¡Por los clavos de Cristo, señores dueños de lavanderías, y lavaderos de vehículos, todas y todos, como decía el famoso comercial de Radio Continental: el agua es vida no la desperdicies! Tengamos más conciencia ciudadana, ¡rechacemos la irresponsabilidad y su malgasto!

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