VISIÓN GLOBAL
Nelson Encarnación
El presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, ha presentado un plan que procura alcanzar un cese el fuego definitivo en la Franja de Gaza, que en primera instancia no parecería una gran conquista para los ciudadanos que aún quedan en ese asediado territorio.
De hecho, el plan de la Casa Blanca significaría una rendición casi sin condiciones del movimiento palestino que activa en la Franja, al significar un desarma total y la práctica entrega de su existencia.
Pero dada las condiciones en que se desenvuelve la vida general del territorio y la propia subsistencia de Hamas, parecería el mal menor para un movimiento no carece en lo absoluto de posibilidades de ganar en el plano militar.
Esto ha quedado más que evidenciado casi dos años después del ataque de Hamas al territorio israelí, donde murieron cientos de personas, muchas resultaron heridas y unas 200 quedaron en manos del movimiento en condición de rehenes, quedando todavía una parte ignorada en poder del grupo.
La desproporcionada reacción de Israel ha significado el asesinato masivo de una cantidad indeterminada de personas, gran parte de ellas mujeres y niños no combatientes, trabajadores de la salud, voluntarios, periodistas y cientos de otras personas que nada tenían que ver con Hamas.
Dada la desigual fuerza en una lucha que no se puede definir como guerra sino extermino, a los líderes de Hamas que no han podido ser alcanzados por el fuego israelí, les convendría aceptar la propuesta de Trump por el bien de lo que aún queda en pie en Gaza.
Ahora bien, conociendo el talante criminal de Benjamín Netanyahu, es posible que el liderazgo de Hamas recele de la buena fe de este individuo, para quien la guerra actúa como un seguro para su propia supervivencia.
Es en este escenario donde el liderazgo del presidente Trump deberá jugar su carta más arriesgada, pues Netanyahu—cuando observe que los motivos de su guerra han desaparecido—se inventará alguno para reanudar los ataques.
En estas condiciones, lo único que viabilizaría un acuerdo real al que Hamas pudiera avenirse, sería procurar la salida de Netanyahu del gobierno hebreo, y ser sustituido por un líder menos sanguinario.
Sin embargo, esta parece una salida poco probable, pues Netanyahu sabe que una vez resuelto el problema bélico en Gaza, a él le espera la cárcel.