Por Salvador Holguín, diciendo lo que otros callan.
La muy conocida frase “una imagen vale más que mil palabras”, se atribuye popularmente al publicista Frederick R. Barnard, quien la utilizó en 1927 para promocionar la publicidad impresa y fue quien la acuñó en esa forma. Sin embargo, ideas sobre el poder de las imágenes ya habían sido expresadas anteriormente por otros, como Leonardo da Vinci y Arthur Brisbane.
Fue Barnard quien logró la popularización del término al difundir el dicho en el mundo de la publicidad, en la forma que lo usamos hasta el día de hoy, logrando que se volviera muy conocido para la época, o como lo llamaríamos ahora, trending topic y viral.
La unidad real garantiza la continuidad del PRM más allá del 2028, claro, si la imagen que proyecta la foto de los perremeístas “unidos” durante el Taller Estratégico del PRM en Jarabacoa, es verdadera y no se escudan detrás de ella poses y simulaciones… La historia dominicana es contundente e implacable con los políticos de mecha corta: los partidos caen cuando sus cúpulas se desconectan de las bases y de la estructura que les dio origen, y casi siempre se fracturan por ambición, traición y descuido.
Si el PRM quiere evitar ese destino, basta una mirada retrospectiva a la historia: el PLD tras sus 16 años de gobierno ininterrumpido, el PRD con sus 12 años intermitentes, el PRSC y sus últimos 10 años; son el mejor referente, todos terminaron debilitados por las mismas grietas internas. La lección es clara: escuchar y respetar a la dirigencia territorial y a las bases no es opcional, es una obligación si quieren lograr la supervivencia en el poder.
Si el liderazgo del Partido Revolucionario Moderno no entiende, asimila ni adopta la tesis que estamos planteando y recomendando en estos momentos que vive esa organización política, terminará teniendo que llorar lágrimas de sangre, como les ha pasado a los expresidentes Leonel Fernández y Danilo Medina, y también al Partido de la Liberación Dominicana (PLD), que cometieron los errores que el PRM y sus líderes aún están a tiempo de evitar, para no tener que recorrer esos caminos tan tortuosos y traumáticos de la división, los cuales provocan perder el poder y lamentaciones cuando ya no hay tiempo para corregir.