La nota se difundió pocas horas después de que se filtraran extractos de un libro de un periodista crítico con la Casa Blanca de Trump, en el que Bannon arremete contra el círculo familiar del mandatario. Por ejemplo, describe como “traidor” y “antipatriota” el encuentro que celebraron en junio de 2016 Donald Trump Jr., el hijo mayor del republicano, y otros asesores de su campaña electoral con representantes rusos que les ofrecían información comprometedora sobre la candidata demócrata Hillary Clinton.
Bannon, arquetipo de la derecha más disruptora y radical como responsable de la publicación Breitbart News, fue designado en agosto de 2016 jefe de campaña de Trump. A escasos tres meses de los comicios, la decisión se interpretó como un intento del republicano de volver a sus instintos más populistas y alejarse de la estrategia más comedida y ortodoxa de Paul Manafort, que dirigía entonces su campaña y cada vez estaba más ensombrecido por sus negocios en Rusia y Ucrania.
Tras ganar los comicios, Trump concedió a Bannon una atalaya de enorme poder en la Casa Blanca. Lo designó estratega jefe y equiparó ese cargo al de jefe de gabinete. Los rumores de tensiones entre ambos fueron una constante y en agosto Bannon abandonó la Casa Blanca. Entonces, se definió oficialmente su salida como una decisión pactada y amigable. Trump, incluso, elogió calurosamente a Bannon al día siguiente de su salida.
Pero con sus críticas a la familia del presidente y a la Casa Blanca, el exestratega parece haber cruzado una línea roja. En su comunicado, Trump no solo se jacta de haber despedido a Bannon sino que minimiza su papel durante la presidencia, le acusa de buscar protagonismo y censura ferozmente su ideología.
“Steve tuvo muy poco que ver con nuestra histórica victoria”, dice Trump sobre su triunfo en las presidenciales. “Steve tuvo todo que ver con la pérdida de un escaño de senador en Alabama que controlaban los republicanos durante más de 30 años”, agrega en referencia al apoyo de Bannon, pero también de Trump en la recta final, a Roy Moore, el candidato a senador acusado de abusos sexuales a menores que perdió la elección el pasado diciembre frente al candidato demócrata.
Trump sostiene que Bannon, acicate contra la globalización y ferviente defensor del proteccionismo y el aislacionismo, “no representa” a su base de votantes, como muchos analistas consideran, sino que alega que el exestratega solo persigue sus propios intereses.
Y trata de desmontar sus propios argumentos. “Steve pretende estar en guerra con los medios de comunicación, a los que llama el partido de la oposición, pero dedicó su tiempo en la Casa Blanca a filtrar información a los medios para aparentar que él era mucho más importante de lo que era”, dispara el mandatario. “Es lo único que hace bien. Steve estuvo raramente en un encuentro a solas conmigo y solo pretende haber tenido influencia para engañar a algunas personas que no tenían acceso ni ideas, a los que ayudó a escribir libros falsos”, agrega en referencia al origen de la polémica.
En un último dardo, Trump acusa a Bannon de no apoyar su agenda de reforma y de “simplemente querer quemar” Estados Unidos. Bannon se ha mantenido muy activo en los últimos meses y ha apoyado a candidatos republicanos, como Moore, que fueran en contra del establishment conservador del Congreso en Washington. Ese es su gran objetivo, como era también el de Trump antes de la presidencia.
En su primera entrevista tras abandonar la Casa Blanca, Bannon, que se define como un nacionalista populista, afirmó: “La presidencia por la que luchamos, y ganamos, ha terminado. Seguimos teniendo un movimiento enorme y haremos algo de esta presidencia de Trump. Pero esa presidencia [por la que luchamos] ha terminado. Será otra cosa”.
También explicó los motivos de su marcha. Alegó que no tenía cabida en el organigrama más disciplinado de la Casa Blanca creado por el nuevo jefe de gabinete, John Kelly. “Puedo luchar mejor desde fuera. No puedo luchar tanto contra los demócratas desde dentro como puedo desde fuera”, sostuvo. Y criticó a la cúpula republicana en el Capitolio, pero también a los asesores más moderados del presidente, como su hija y yerno, Ivanka Trump y Jared Kushner, a los que llamó despectivamente “demócratas del Ala Oeste”. elpais.com